Metaficción, sueños y malos programas de televisión
Alan Wake’s American Nightmare
Remedy decidió contar una pequeña historia alterna o consecuente de sus juegos: Alan Wake’s American Nightmare (AWAN de ahora en adelante). Sin embargo, este juego breve con pinta de DLC, es muy distinto en cuanto al tono y la ejecución del primer Alan Wake. AWAN es un juego brevísimo que se enfoca a la acción, al bullet time y la matanza. Remedy utiliza de manera brillante los mismos tres mapas para desarrollar una escuálida ficción de extrañeza, juegos de metaficción y de bucles temporales, como se ha visto antes en La dimensión desconocida o, en el caso del universo de AWAN, Night Springs.
Algunos recordarán la fuertísima influencia de Stephen King sobre el desarrollo de Alan Wake; en AWAN se vuelan la barda. El juego suelta referencias evidentes de La mitad siniestra, The Stand y añade al Psicópata americano de Bret Easton Ellis. El universo Alan Wake es un gran homenaje al terror estadounidense, y así como adapta sus bondades, también presenta sus flaquezas: el terror americano es un género activo y de fórmulas. La historia, aún cuando sigue estructuras ya definidas, tambalea con regularidad y el jugador deberá perdonar, después de todo su trabajo para llegar al final, los vacíos en la trama y las propuestas sin resolución además de dejar atrás todos los hilos expuestos del primer juego. Bajo el amparo de jugar “una historia de Night Springs”, AWAN se permite muchas pavadas, un exceso de metaficción. La necesidad del suspension of disbelief para disfrutar el juego se vuelve constante, incluso cansado. Pero aun cuando la narrativa flaquea creo que los recursos utilizados para su presentación sobrepasaron mis expectativas y una vez que abandoné mi atención de la historia, me enfoqué a lo que de verdad importa de este juego: la acción.
Y qué gran acción. AWAN se limita a usar tres escenarios que guían al jugador paso a paso por toda clase de armas y enemigos. El juego rompe los límites impuestos por su predecesor y se convierte en una carrera de supervivencia. Sentí los controles más estables, mejor definidos para un juego más dinámico y los momentos de acción, evasión y matanza están bien diseñados para hacer sentir al jugador que es un experto en el mundo oscuro (o un menso, si falla). Eventualmente no es raro que estés peleando con tres, cuatro o seis enemigos a la vez y aprendas cierta coreografía para evitarlos, disparar, utilizar la linterna para debilitarlos y seguir adelante.
La munición sobra en el juego, incluso en sus últimos niveles, pero yo lo jugué en dificultad normal. Sospecho que en dificultades más altas sobrevivir es más intenso. No hay objetos para buscar alrededor de niveles extensos (ah, sí, los termos de café: la pesadilla de todo escritor) pero hay hojas abandonadas que expanden la historia de AWAN y explican someramente a uno lo que está sucediendo. La otra mitad de las hojas son sobre el ego de Wake, el cual ya estaba sobrado en la primera parte. Coleccionar las hojas es más o menos importante porque con ello puedes conseguir nuevas armas, pero nada esencial. Dudo que sea posible conseguir todas las hojas en tu primer recorrido a no ser que sigas una guía o decidas echar para atrás la historia y ceder demasiado tiempo a la exploración.
El diseño del juego no difiere del primer Alan Wake. Hay tres nuevos enemigos: unas arañas (aburridonas) y tres poseídos que tienen buen diseño y aportan estrategias nuevas al juego (un gigante, los poseídos-pájaro y el que se divide). Las actuaciones de voz son excelentes. Me dio gusto escuchar a viejos personajes en esta nueva historia, como el locutor de radio o los vocalistas de Gods of Asgard. Hay tres nuevos personajes femeninos, uno para cada nivel y uno supondría que las tienen reservadas o preparadas para historias futuras por cómo se involucran en la historia. Si acaso algún día tenemos un Alan Wake 2, es posible que las veamos ahí. El sonido y la música involucran al jugador, el soundtrack es bueno y juega con la idea de presentar un producto cinematográfico o televisivo, en vez de un videojuego.
¿Recomiendo Alan Wake’s American Nightmate? Sí, exclusivamente como un juego de acción. Su historia es malona y no aporta nada a su predecesor, pero transforma la propuesta de horror de aquella franquicia en un excelente videojuego de acción. Es fascinante verlo funcionar; jugarlo supera las expectativas y aunque desafía la estructura del primero, también lo adapta y lo reconstruye para un público ávido de la acción y las aventuras en tercera persona. Recomiendo especialmente AWAN a los amantes del bullet time, los escopetazos, la metaficción americana y las evasiones milagrosas.