La oscuridad se come al mundo. De lado izquierdo, una columna de pixeles negros devora la pantalla. De lado derecho, un mundo es generado con cada paso que da tu personaje. El nombre del mundo, o la dimensión que juegas, suele ser impronunciable e inorgánico. Una combinación de letras y números como si pusieras uno de esos passwords enfadosos que nunca vas a recordar, pero que vas a anotar y olvidar en una libreta. Asumes el papel de un héroe y tienes qué escoger una clase; puedes ser un trovador, un guerrero, un espadachín, un usuario de la fuerza (eh, mago) o un, ejem, héroe. Esas son las básicas, hay otras más que tienen sus propias mecánicas, ventajas y debilidades, como los piratas (!) y los turistas (?). Y sí, puedes ser un héroe de clase héroe porque también los héroes son una clase de algún tipo, valgan todas las redundancias. Inicias en el castillo, el rey te habla de la oscuridad y el señor de la oscuridad, dice que debes matarlo si quieres salvar el mundo porque el castillo está perdido. Avanzas algunos pasos en horizontal, la oscuridad avanza contigo. Eventualmente devora el castillo y miras los mensajes, burbujas de diálogo, de los habitantes: son gritos y despedidas. Aceptan su papel solitario y breve en el mundo cruel que se avecina. Recoges una frutita, ves enemigos a la distancia, una diosa te habla al oído: verás al señor de la oscuridad en tres horas. Todo lo que dejas atrás desaparece y descubres que ambos, tanto el pasado como el futuro, atrás y adelante, son incertidumbre.
Esta es una reseña de la versión plus, la cuál es el juego básico con un DLC que agrega muchísimo contenido. Desconozco la versión sencilla, pero mucha gente se enamoró del juego a partir de ahí. One Way Heroics Plus es un jRPG con elementos de roguelike. El mundo se genera con cada partida que juegas. Hay pueblos y calabozos. Hay distintos biomas, como las praderas, pisos volcánicos, las tundras y las montañas. Los objetos y los enemigos siempre son distintos; cambian incluso cuando mueres y vuelves a empezar. A veces aparecerá algún posible compañero que se unirá a ti si cumples los requisitos (generalmente si has conseguido algún objeto y tienes suficiente carisma). El bestiario de enemigos es amplio. Es un RPG cuyos espacios son importantes. Cada cuadro que avanzas es un turno para todo lo demás que se mueve en el mundo, no solo la oscuridad pero las bestias que lo pueblan. El señor Oscuro es una amenaza intimidante y con justa razón; enfrentarse a él las primeras veces es suicida, pero en ciertas partidas puedes acumular objetos que te lo harán más fácil y puedes llevarlas entre dimensiones o partidas usando una mecánica llamada la bóveda dimensional (roguelike).
Las gráficas son muy sencillas, minimalistas, como las de un jRPG. Pocket sprites, enemigos básicos, efectos muy modestos. Casi cualquier computadora, de los últimos quince años, podría correr este juego. La lista de música es genérica para el género, entretenida y suave, algo qué escuchar para adentrarse en el mundo durante horas. No hay grinding en este juego, no hay puntos de experiencia qué contar o qué sumar, pero la arquitectura principal del juego es la acumulación de objetos en los mundos que repites, o exploras. Puedes generar tú mismo los mundos (o las dimensiones, creo que usan ambos términos indistintamente y no sabría cuál es la diferencia entre uno y otro) a través de las palabras, experimentar con distintas combinaciones para crear dimensiones que se ajusten a tu estilo de juego o que te liberen contenido fuerte o esencial desde los inicios. Otras veces puede ser una desgracia: encuentras demasiado buen material y tienes qué escoger lo que te vas a llevar, porque hay una mecánica de peso que te limita y depende de la clase que escojas. Los magos, enclenques, nomás pueden llevar su toga, un bastón y dos frutitas. Los piratas, sin embargo, pueden llevar hachas y suficientes llaves para abrir todos los tesoros. Mejora con el tiempo, pero en los inicios es una carga, un elemento estratégico a considerar. Las clases también determinan qué tanta energía y resistencia tienes para navegar en el mundo, cómo escalas las montañas y los ríos (ambos toman turnos de más, y aceleran el paso de la oscuridad), también qué tan rápido puedes recorrer los calabozos o qué tanto puedes esconderte de los enemigos. Más de una vez morí por entrar a la última casa de un pueblo y no romper una pared para salir del mismo.
En One Way Heroics Plus adquieres algunos puntos heroicos y monedas dimensionales para expandir tus arcas y abrir mejoras permanentes a los personajes (roguelike). Ya una vez encuentras una estrategia o un modo de juego que se ajusta a lo que necesitas, puede volverse una adicción: hasta qué kilómetro puedo llegar el día de hoy, qué tanto del mundo puedo permitir que la oscuridad se devore. En su modo fácil, solo recorres 400 kilómetros del mundo, suficiente para una partida que puede durar alrededor de una hora. Pero una vez atraviesas los 500 kilómetros se abren nuevos eventos y estructuras, puedes recoger armas divinas y entrar a algunos templos, o puedes alcanzar eventos que te revelarán la verdad sobre el mundo y los dos villanos que te están persiguiendo: la oscuridad y el señor de la oscuridad. La historia de One Way Heroics es básica para los fanáticos de la fantasía, pero tiene sus secretos que complacen a los curiosos y los exploradores. Algunos tendrán que rescatar a la niña, por ejemplo, para llevarla a su padre que está en un pueblo 400 kilómetros más adelante y después, horas después, descubrirán el destino definitivo de ambos. Ese evento, entre otros tantos, me dio cierto placer como lector de juegos. Lo que es agradable, es que sus propuestas narrativas tienen cierta coherencia con la mecánica principal del juego, que es una oscuridad que lo devora todo a su paso. Por otra parte, y quizás lo principal, es que es un juego lleno de números y estadísticas. Puedes hacer lecturas concienzudas, obviando las muertes más simples, de tus paseos anteriores para entender dónde erraste y mejorar. Hay modos en línea: recorres individualmente una dimensión al paralelo de otros jugadores y si alguno muere, dejará un objeto que tú puedes recorrer al hablar con su fantasma. También hay dimensiones que alteran o cambian la fuerza de los enemigos, los personajes que encuentras al inicio, etcétera.
One Way Heroics Plus es un juego recomendado para los apostadores y los pacientes, además de los amantes de los roguelikes, los jrpgs y los mundos generados al azar. No es un juego fácil, es castigador, pero también es generoso una vez encuentras cuál estrategia te conviene más para hacer los recorridos. One Way Heroics chupará muchas horas de tu vida (tengo, quizás, más de 40 en mi registro), pero ofrece enormes recompensas lúdicas. Muy recomendable.
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