Chilango perdido
El chilango que deja su guarida en la capital y se exilia a otra parte del país es, posiblemente,...
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Posted by arbolfest | May 23, 2011 | Columnas, La habitación de humo
El chilango que deja su guarida en la capital y se exilia a otra parte del país es, posiblemente,...
Read MorePosted by arbolfest | Sep 20, 2009 | Columnas, Recolectivo
Para mí, el olor a sexo es lo único que evade las mentiras que nos inventamos para no acostarnos...
Read MorePosted by arbolfest | Dic 20, 2007 | De música, Los gustos, Vida diaria
Lo que no haces es porque no quieres hacerlo. He tenido esa idea desde niño. Haz lo que quieras. Sobre todo lo que tú quieras. Es una visión infantil y simple del mundo. Tal vez traiga grandes consecuencias. No hablemos de como...
Read MorePosted by arbolfest | Ene 9, 2007 | Bob, el cacto, Cuentos, Fotocuentos
–¡No me pintes la boca! –¡Qué si te la pinto! –¡No me pintes la boca, que así se...
Read MorePosted by arbolfest | Dic 31, 2006 | Vida diaria
El año es muy breve, no me dejarán mentir que han escuchado cosas como “qué rápido pasa el tiempo” o “¿a poco ya es 31 de diciembre, del 2006?”, supongo también han escuchado algo como–. “Me...
Read MorePosted by arbolfest | Ago 27, 2006 | Bob, el cacto, Cuentos
Si bien Fest no ha contado el tiempo desde que siente el peso en su hombro más ligero, sabe que...
Read MorePosted by arbolfest | Mar 10, 2006 | Bob, el cacto, Vida diaria
Bob, Kromg y el hombre del cacto en el hombro, caminaron incontables cuadras de la Ciudad de México y fue así que llegaron a la Narvarte, zona de estudiantes despreocupados y ancianos ahorradores. En ella, como en el resto del...
Read MorePosted by arbolfest | Oct 29, 2005 | Bob, el cacto, Vida diaria
–¿Recuerdas? Yo soy el joven –me susurró Bob [el cacto], en lo que salí a fumar un cigarrillo a la reja de siempre. El lobo {Kromg} tan sólo nos observaba, mientras mordía o afilaba sus dientes con la cadena. –¿El joven? –No soy...
Read MorePosted by arbolfest | Oct 10, 2005 | Bob, el cacto, Vida diaria
A mi mujer le gusta sentirse deseada. A tu mujer también. Porque a mis mujeres, que son una de esas cosas a las que mi educación me enseñó a respetar, no sólo viven de cariñitos, mimos, comprarles cosas. Viven de deseo, uno...
Read MorePosted by arbolfest | Oct 2, 2005 | Bob, el cacto, Decálogo del escritor, Vida diaria
Nos quedamos otro rato, mirándonos las jetas, en lo que yo me tomaba mi café y él recogía lo mayor posible de los rayos de sol, que unas cortinas sucias apenas dejaban entrar. Como cadeneros de antro, sólo dejaban pasar a los...
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