Muy sencillo, queriendo tocar su mano. Pintar con los dígitos los dígitos de la otra persona. Sonreír, en todo momento sonríe porque sabes lo que deseas, lo que añoras, lo que siempre quisiste. Nunca hubo límites. Siente el cuerpo que se hace agua, entre-abre los labios y bebe. Bebe hasta saciarte, no dejes derramar ni una sola gota de agua. El agua es vida. Evapórate y métete por cada poro. Acerca tu cabello y que se mezcle con el de ella. Crece y busca el centro del humano de Miguel Ángel.
¿No te es suficiente? Partición. Hazte partículas y provócale un hormigueo. Acaricia la piel interna, donde sientas más calor. Acelera el movimiento de los átomos, que giren y giren, no te detengas. No explotará si no quieres que lo haga. Cambia tus propiedades, puedes ser sólido, gaseoso o líquido. Puedes ser lo que quieras adentro de su piel, puedes doblarte, desdoblarte, partirte en millones. Millones y millones de giros. Cada uno único y diferente o cada uno igual y sincronizado.
¿Algo diferente? Si. Ahora hazte sonido. No pidas permiso, háblale quedito en risas y susurros. Después modula. Cree que tu voz es la única que escuchará en el universo y así será. Cuando sientas que estás más próximo, entonces gime y jadea. Que no pueda abandonar el agua que se le ha metido por los poros, que no pueda abandonar las partículas que vibran su piel caliente y que no olvide, escúchame bien, que no olvide la voz que ríe y susurra y gime y jadea.
¿Quieres más? Vuélvete un veneno con sabor azucarado. Conviértete un dulce que ella quiera probar y hazte irresistible. Tiene calor, ¿lo recuerdas? Tal vez una paleta helada de limón. Brilla con la intensidad del calor y llámale, haz que te consuma. Será tarde y no se dará cuenta que te vuelves una adicción. Estarás adentro en su sistema, circulando de pies a cabeza. Sangre que bombea cabeza-corazón y viceversa.
Y no termina…
no termina…
no…
termina…
Aunque si me preguntas como empieza, te lo volveré a decir.