Cristina murió ayer, después de luchar su cáncer (se le escapó a su hija decírmelo, cuando platicábamos un día). Cuando platicaba por el MSN con Cristina, La Diabla, trataba de no preguntarle cuánto tiempo, si ya estaba preparada… yo no sabía, según ella. Y yo me guardé la información, porque así debía ser. Ahora que estoy platicando con todos los que le conocieron por el chat… ninguno de ellos sabía. O quería protegerlos o quería protegerse de las preguntas. Creo que lo entiendo.
Estuve temiendo, desde que supe lo de su enfermedad, que llegaría este día. El día en que me enterara de su muerte. Lo esperaba muy lejano, en unos dos o tres años, que ya tuviera mis ahorros para irle a visitar hasta la misma Australia. Ella ya me había dicho: “¡Vente Tsef! ¡Vente!”. Hasta hubo invitaciones a su programa y todo el show.
Ella tenía un programa en Australia para jóvenes latinos. “Gente Joven”. Estaba apasionada por la literatura, por las runas vikingas y por el chat. A la mayoría de nosotros nos conoció así, chateros… chateando. De todas edades, sabores y opiniones. A Jorge, A Clicko, A Tsef Thaed, A Moon Rider, A Fizgón, A… mucha mucha gente. Vino a México, a darse el tour para conocer a los más que pudiera, hará ya hace unos tres o cuatro años. Toda una personalidad la Diabla, las noches se nos hacían interminables y nunca aburridas, escribiendo y re-escribiendo los mismos chistes.
Abrió un sitio: Rascacielos (Actualización 2010… Geocities ya no existe). Y varios años después, se decidió a abrir un blog. Con eso de que encontró a la vieja camada de chateros bloggeando, pues decidió hacernos fiesta y acompañarnos. Así era la Diabla. Platicando con su hija, me estoy enterando cuanto nos quiso a los chateros, lo mucho que hablaba de nosotros en conversaciones que nunca escuchamos o que nunca nos imaginamos. Nunca nos imaginamos que hablarían así de nosotros (al menos yo), a unos cuántos kilómetros y cuatro continentes de distancia.
Y pues, no sé que más decir. Me duele no estar allá, acompañándole. Pero ella diría: “Zen baby, zen”. No te preocupes baby, ya estás descansando. La uruguasha con corazón de mexicana. La mujer de las runas, de las entrevistas, de los programas de radio, de la gente joven. Y las risas nocturnas, y los chistes cargados de picardía y las quejas, porque esa etapa haya terminado y todo se haya puesto de weba, como ella decía. Que nos extrañaba bien cabrón, que desearía que regresáramos. Así se termina una etapa y la Diabla, se lleva su gran parte de ella, para presumirnos en el cielo. Allá dirá que el Tsef tiene muchas cosas que decir, y allá dirá que a Jorge lo conoció en la primaria y ¡qué increíble! se lo encuentra en el chat unos treinta años después, y allá dirá que el Clicko se inventa unas cosas geniales, y que el Moon Rider era un cabrón y todo eso dirá la Diabla, con ángeles y querubines, mientras los calla diciéndoles a todos: “ZEN! CARAJO, ZEN!”.
Descansa en paz Diabla, nosotros seguimos con los recuerdos que nos quedan.