Este poema ya lo había posteado, alguna vez…
pero me encantó y quise traducirlo como un ejercicio.

Cactos
Matthew Sweeney
Traducción: Agustín Fest

Después que ella se fue compró otro cacto
como aquél que ella le había comprado
en el aeropuerto de Marrakech. Lo buscó
en todo Londres, y después, en Camden,
en medio de hordas de parejitas
que inundaban el mercado, lo encontró,
lo compró, y lo llevó a casa junto al de ella.
La siguiente semana regresó por otro,
y por otro más. Le convencieron en comprar
otros tipos, unos muy brillantes y rojos —
como la sonrisa de la vendedora,
la cual no había notado. Se compró una alfombra,
color arena, para la sala,
y pasó una semana pintando
las paredes de beige, el techo de azúl pálido.
Hizo que su vieja sala negra, la retapizaran
de ocre, y se recostaba en el sillón
cubierto de una chelaba café, con los cactos alrededor,
y la música Árabe prendida. Si ella regresara,
pensó, se sentiría en casa.

Cacti
Matthew Sweeney

After she left he bought another cactus
just like the one she’d bought him
in the airport in Marrakesh. He had to hunt
through London, and then, in Camden,
among hordes of hand-holding kids
who clog the market, he found it,
bought it, and brought it home to hers.
Next week he was back for another,
then another. He was coaxed into trying
different breeds, bright ones flashing red –
like the smile of the shop-girl
he hadn’t noticed. He bought a rug, too,
sand-coloured, for the living-room,
and spent a weekend repainting
the walls beige, the ceiling pale blue.
He had the worn, black suite re-upholstered
in tan, and took to lying on the sofa
in a brown djellaba, with the cacti all around,
and Arab music on. If she should come back,
he thought, she might feel at home.