Esas dos líneas fueron todo lo que escribí ayer. Estaba muy cansado para seguirlo haciendo: entre sueño y entre cansancio. Hace unos minutos pensaba en que podría regresar al refugio familiar y después me negué, porque no quiero hacerlo. Mi vida, esta etapa, es una prueba y tengo que vivirla lo más posible, con todas sus altas y sus bajas, es un compromiso con la persona que soy: alguien que enfrenta riesgos, que enfrenta sus decisiones, que tiene la responsabilidad de ser honesto consigo mismo. Eso es algo que no cambiará, aún habiendo depresiones, gripas o triunfos que me acompañen. Si estoy viviendo esto hoy, ahora, es para preparar un futuro que aún desconozco, es porque así debe ser, al menos el día de hoy. En muchas ocasiones no comprendo que tengo veintitrés años y me quedo con el manto de hombre viejo, de hombre maduro… no es algo que haya construido yo solito, es cierto que a mi me gustó y le puse algunas piedritas al edificio, pero también lo construyeron todas las personas cercanas a mí. Obedezco a la imagen que ellos han creado de mí, al igual que yo obedezco a su persona. Es un contrato de cordura, ustedes pueden creer que existo entre más rasgos humanos, morales y éticos les presente… y yo puedo creer en ustedes, siempre y cuando demuestren la congruencia, la honestidad y lo que los hace seres humanos únicos, bonitos e irrepetibles.
Y luego me acuerdo que soy joven… en un año cambiaron tantas cosas, en otro año pueden cambiar otras tantas y el siguiente, puede ser todo un quiebre de los dos anteriores y tal vez el cuarto, sea un conjunto sólido, un nuevo comienzo nada comparado a sus predecesores y el quinto, es una aceptación de lo que sucedió. En el sexto todo se verá con humor y te reirás hasta de los chistes crueles en Mafalda, sin hacer caso de la denuncia social. Me faltan tantos años, tantas experiencias, tantas posibilidades por vivir. Tal vez, como dice WOM, en vez de cambiar sólo reafirmamos quienes somos realmente, constantemente hay individualidades chocando unas con otras y eso obliga a enseñarnos a nosotros mismos rasgos de nuestra personalidad que no creíamos que existían. Nos volvemos vulnerables, o tal vez nos hacemos más fuertes, tal vez descubrimos un poder oculto, al ser oscuro o a la persona amable, que no creíamos ser. Aunque seguimos siendo los mismos… aunque sólo reafirmamos los viejos trucos de Pablov… nuestra percepción es un movimiento continuo y esta puede cambiar en cualquier momento. Nuestra percepción es algo frágil, es algo vulnerable y unas simples palabras pueden cambiar nuestra manera de ver, sin necesidad de entregar nuestra individualidad. Nuestra persona se reafirma o se quiebra gracias al cambio.
Estoy ansioso porque se acerca el fin de semestre y he hecho poco de los papeles que tengo que entregar. Son tres ensayos y un examen final. Tengo alrededor de un mes. Tal vez un poco más, tal vez un poco menos. ¿Qué si los puedo sacar? Claro que si, si supiera escribir como todo un académico, pero carezco de eso… puede que escriba regularmente en un blog, puede que tenga una que otra idea brillante para un cuento o para armar un poco de ficción, ¿pero escribir algo académico? Es una disciplina distinta. La ficción exige imaginación. La academia exige sentido común. Ambas requieren disciplina, manejo del lenguaje, amor por lo que se hace.