La cama es agua, la cama supone ser paz, supone llevarte al fluído donde se entretejen todos los sueños, con la pareja la cama es un mar.

La cama es el infierno, donde se junta el pasado y el cuerpo da vuelta, a su derecha, a su izquierda. La cara contra el colchón, contra la cama, ahógate, cállate ya pinche cacto, deja de contar chistes malos, duerme de vez en cuando. Que dejen de pasar camiones, que les pongan silenciador a las turbinas de los aviones, que la chava deje de gritar y chillar–: Ya no puedo, ya no puedo, en serio que ya no puedo y un hombre, diciéndole–: Eso, eso… déjalo salir todo.

Ayer, por primera vez, platicar con Simultáneo sirvió de algo más que sus dudas para Big Blogger. Había algo que ya sabía, pero no entendía del todo o no estaba consciente de ello. La búsqueda del padre me haría un beneficio, dejaría de buscar roles o guías a seguir. Siempre he buscado modelos paternos –el mentor, dirá Campbell–, para fijarme un mínimo y son mínimos que suelo apreciar de una manera obsesiva, que suelo cuidar como mi manual de instrucciones para vivir. Es una mala costumbre mía, pero es inevitable… psicológicamente ya estoy fichado para cumplir ese destino. No sabía que eso sucedía porque no poseía un ejemplo paterno, pensaba que era todo menos eso. Pensaba, que tal vez, me habían lavado tanto el coco con que era un genio y que vivía entre genios, que ya me la creía. O que demasiado Hallmark Channel, Time Warner y Sony Entertainment Television habían lastimado mis neuronas. Pero nunca se me ocurrió que mi status de bastardo fuera el culpable.

Y suena lógico. Ya tiene sentido el deseo de lograr tantas cosas, el de ver el resultado de un trabajo de largo plazo el día de mañana. No tener padre, significa que no se que hacer cuando sea adulto. Significa incertidumbre. A su vez, significa que buscaré, consciente e inconsciente, a las personas que puedan suplir ese rol. Es México y en México, como Italia, necesitamos a la familia. Aún negándome a admitirlo, la publicidad y el boca en boca me han bombardeado lo suficiente para construir una telaraña, una trampa para el hobbit, en el subconsciente. Aunque piense que es una mamada cósmica, es tan deliciosa que no se puede uno liberar de ello. Me seguiré fijando metas, que aún no correspondiendo a mi genética, a mi memoria familiar, a mi pinche manera de ser… deben ser cumplidas, y deben ser cumplidas al pie de la letra y no sólo así, no, tienen que dar un fruto más alto del contemplado… porque así soy. ¿Y qué pasa si no se cumplen? Es muy sencillo: Soy una basura y Bob me contará chistes, Simón hablará desde su ultratumba e inventará algún argumento para des/re-construir el silencio.

–Te dije no, no abras esa puerta. Una mosca muerta dejaste pasar. Sobre tu vida, yo construí la mía y quien se fía, lo debe pagar –José Fors.

Tuve tres tíos y cada uno de ellos impuso un modelo a seguir. Pero más que tíos, los consideré mis hermanos. Yo siempre creí que era el séptimo hijo de María Rojas. Yo no puedo ser ellos. Tampoco puedo ser, por ejemplo, Jorge Carrillo… uno de esos “padres que nunca tuve”. Siempre he llevado el “Fest”, con orgullo, a pesar de que me lo dio un cabrón cagado de miedo para cumplir sus responsabilidades. Siempre le he concedido la razón a mi madre cuando se buscó a un cabrón bonito, de ojos claros y con una sonrisa agradable para que donara la mitad de sus genes.

Probablemente tendría otro trama si fuese un Juán Pérez (John Doe)… y hey, no soy Superman, tienes razón Armando, Spiderman está hecho para individuos como yo. Verga… a Dios gracias no me llamaron Damaso… ¿qué haría con un nombre como ese? ¿Damaso Fest? ¿Es usted una dama de compañía? ¿Una dama festiva?

Creí que ser inteligente me salvaría de buscar la mitad de mis raíces. Creí que podría sobrellevarlo, pero parece que no… tendré que molestar a la tía veracruzana un poco más, tendré que volver a llamar y seguir preguntando. Así obtendré respuestas. Menos dudas a resolver. Menos guerra. La luz salvará al hobbit.

Deseo dormir en las noches.