–Destino Manifesto, Bob.

Bob asintió lentamente e hizo una mueca con las espinas.

–Todo pasa, Tsef Thaed. La vida pasa. La mierda hecha polvo pasa. Los halos de luz pasan y por la refracción, hacen como que son colores.

Asentí lentamente y le hice burla con la mueca.

–Ni fuerte, ni creativo. Las mejores mentes de mi generación –dijo Bob–, lo que te sucede, no sólo te sucede a ti, le debe suceder a un grupo específico de gente, aún teniendo tus propias experiencias se crean puntos de vista similares, destinos casi iguales, con algunas diferencias. No hay necesidad de universos paralelos, tan sólo un poco de empatía y te encontrarás en los rostros de otras personas, porque bien dice el verdadero Tao, porque es el verdadero Tao, que todos somos uno y uno somos todo. Eso quiere decir que aunque eres una pequeña porción del universo, tú eres el universo porque puedes llegar a apreciarlo todo. El universo necesita tu línea temporal, el alma y el energía que le proporcionas, durante el tiempo que se gaste, no puede prescindir de ti, así como no puedes excluir al todo. No puedes observar solamente lo que quieras, por más que lo intentes, porque después el big whole fucking picture te caerá como un saco de ladrillos en la cabeza. El vuelo de la mariposa, el excremento y la orina, un número indefinido de estrellas, tú lo escribiste en el cien vidas.

–Simón, pinche cacto filosófico –le sonreí.

Él se encogió de espinas.

–Y me tienes aquí escribiendo esto… ¿por qué, exactamente?

–Porque hace mucho que no escribía algo así, sabes que tengo que reafirmar mi punto de vista filosófico de vez en cuando, para que la gente se acuerde de lo que pienso y así, no pierdan el enfoque, mi tema universal, mi mayor preocupación, ese singular y particular por siempre unidos. Esos pinches orientales, la neta, estaban cabrones. De haber nacido en el Tíbet, sería budista y podría controlar la temperatura de mi cuerpo.

–Cero mujeres.

–Un pequeño sacrificio.

El monín puoso me miró un rato.

–Esta bien. Un gran sacrificio.

–¿Qué quiere decir Kowlessbeffen?

–Si lo supiera, te lo diría.

Bob asintió lentamente–: Kowlessbeffen es la paz universal.

–Empecemos primero con la mundial.

–También quiere decir un ilapso continuo.

–Por ejemplo… qué listo eres.

–El Kowlessbeffen es amor.

–Las mejores mentes de mi generación sin fortaleza creativa y aquí, un pinche cacto, a partir de una palabra inventada ha creado un significado. ¿En qué bases lingüísticas (gramáticales, fonéticas y cognoscitivas) te atreves a afirmar que Kowlessbeffen es amor? Eso es necesario para inventar una palabra.

El monín puoso alzó una ceja.

–No me baso en ninguna, porque es lo que has estado haciendo todo este rato, desde no sé hace cuánto… poner palabras incomprensibles como títulos de los posts. Así que bien, le pondré a cada una un significado incomprensible cada que se me de la gana.

–¿El Kowlessbeffen es amor, Bob?

–Igual que yo. Yo soy el Kowlessbeffen.

–Suena como a Kayzer Soze.

Nos quedamos callados un rato y miramos a la nada… al monitor que esta frente a nosotros, nos miramos un rato, hacemos gestos… yo me paso una mano por la cabeza, por los ojos. Bob se sacude las espinas y desde que conoció el buen humor, a veces se ríe de un chiste que se cuenta solo y proyecta una que otra. Lo miro un rato y me veo reflejado en él. Un árbol y un cacto. Me sentiré muy sólo el día en que no estés.

–Aunque no hables realmente y yo esté inventando todo esto que estoy escribiendo, aunque detrás de nosotros dos, exista otro Tsef Thaed que nos escriba y se deleite poniéndole voz a nuestras palabras, quiero decirte que me sentiré muy solo el día que no estés.

–Lo sé. Yo también.

–Toda mi vida ha girado en torno al abandono.

El cacto se calló un rato.

–No me había dado cuenta, pero es cierto… el abandono de Narayanath, el abandono de mi jefe, Cecilia y el abandono cuando murió mi abuela, el abandono cuando me separé de mi jefa, el abandono con cada mudanza que hice, el abandono de mi hermano cuando se fue a otro estado, el abandono de mi familia que se ha fragmentado poco a poco. Y eso, mi querido Bob, ha cambiado cosas en mi. Son muchas cosas las que tengo que resolver, ¿te dije que probablemente buscaría a mi padre?

–¿Te vas a poner de sentimentaloide?

–Nah, o tal vez si, es bueno hacerlo de vez en cuando. Estos días, me he sentado a preguntar. A callarme y preguntar. A callar las voces y dejar que todo fluya en mi interior para descubrir que esta sucediendo realmente. Y si creía que la cabeza la tenía medio jodida descubrí que esta jodida y media. Durante años me engañé con que estaba supliendo las carencias con otras cosas, le soplé una oreja a Tere para que moviera la cintura y le diera calentura, y así me distraje. Ahora, ahora estoy viendo todo esto… sin decir nada, calladito y preguntando. Calladito y asimilando. Por primera vez, le confié a alguien esto que me sucede y sentí que verdaderamente era yo. No mil nombres, uno solo y ya. Estoy desfragmentando el disco duro. Estoy borrando las particiones.

–Estas diseñándote en CSS.

–Simón, estoy quitando las tablas y los frames.

–Estas haciendo un sólo render, en vez de varios.

–Ándale, es mejor un archivo completo, de 6 gigas, que varios desperdigados por ahí.

–Tu verdadero nombre es Kowlessbeffen. Eres amor.

–Ay mamón.

Nos callamos otro rato. Todavía quedaba café, porque han de saber que estoy tomando café descafeinado, según yo, la idea era consumir menos cafeína para tener sueño en las noches. Hasta el momento no ha funcionado y he resultado ser un mamón por ser el único que se prepara su “cafecito descafeinado” en la oficina.

–Si te murieras cabrón, me entraría una pinche angustia –le dije a Bob.

–¿Por qué?

–Digamos que sería una prueba de fuego.

Bob asintió lentamente–: Que bien, que bien… yo aquí tan tranquilo, mientras tengo una plática con mi probable asesino de ojos fríos y sonrisa agradable. Un psico-loco hideputa que dice que se angustia, pero que mi muerte sería una prueba de fuego. En los próximos meses me tendrá en la incertidumbre de si me echará mi agua o no, nomás para comprobar un punto de su persona. No te diferencías en nada a los pendejos que se preguntaron si funcionaría la bomba en Hiroshima.

–Ya va, ya va…

Se terminó el café, ahora bebemos jugo. Son las cinco de la mañana, en punto.

–Finalmente si le hizo daño.

–¿Quién?

–Hace poco me contactó una amiga. Novia de aquel cuate que tenía, el sádico, obsesionado con el control, literalmente. Hace varios años decidieron andar y bueno, sospeché de eso desde un principio, así como tú crees que eres mi experimento, yo tenía una certeza casi del 80% de que ella era su experimento. Nunca pensé que él se lo tomara en serio. Ella si acabó tomándosela en serio. Y conociéndolo a él, le hizo así el cerebro. La quebró.

–Locos ustedes, seres humanos, con sus relaciones mugrosas.

–La quebró como una vara. A veces se toman años, a veces se toman días, depende de que tan radical seas y que tanto disfrutes eso que algunos consideran un arte. Juegos mentales. Juegos corporales. Uno llega a tomarlo demasiado en serio, el otro lo disfruta. Un poco de shibari, de juguetes sexuales, de demostrar quien es el amo y quien el esclavo. Se pierde la perspectiva del juego o el juego es la vida. Y listo, arruinas a un ser humano durante una temporada.

–¿Y tú qué juegas?

–Ella mi amiga, él mi amigo. Fantasmas del pasado. Después de años sin hablarnos, ella me habla… ¿por qué? Porque soy el único que sabía, porque estuve presente en el principio y fui testigo. Supongo que desea mi ayuda, supongo que desea que le regrese un poco de lo que era ella antes de que empezara lo suyo. Otra vez, tengo la oportunidad de ser una piedra de soporte. El sanador. El mediador.

Bob.

–A todo esto, ¿qué harás? ¿Ahora que ya viste todo eso?

–¿Todo qué?

–El abandono, los roles, la búsqueda del padre… etcétera. ¿Qué harás cuando termines todo eso? ¿Tú crees que se abrirán las nubes, bajará la mano de Dios y algún negro (sin ofender) cantará al ritmo de gospel?

Me encogí de hombros.

–No lo sé, pero siento que si hago todo eso, finalmente, existirá una oportunidad de darme cuenta que todo estará bien.

–Humanos.