Mi mujer y yo discutíamos acerca de que soy una persona que no usa gestos para expresar lo que esta sintiendo. Yo sé que soy así, yo sé que la mayoría de mi familia es así. Es parte de lo que nos identifica, es por eso que nos gustan las series o los libros de personajes muy inteligentes, que tienen problemas para demostrar sus sentimientos. Es por ello, también, que tres o cuatro miembros de la familia de alguna manera se emocionaron y leyeron de pe a pa este libraco… la interacción familiar entre los personajes nos fue, valga la redundancia, completamente familiar. Mi mujer dice que no sabe cuando me estoy enojando, pero que siente o presiente. Por eso doy algo de miedito cuando me enojo, porque finalmente se me ve un poquito en el rostro, y supongo que doy miedito no porque se vea muy feo, sino porque estoy tratando de gesticular algo que no suelo hacer.
Aún en momentos muy íntimos mi rostro ya esta acostumbrado a ser muy reservado. Es por eso cuando chillo, o cuando río como idiota, que para mí y para quienes me conocen, es todo un acontecimiento o les provoca extrañeza. Sin embargo, aunque no puedo gesticular y expresar mis sentimientos para darle fuerza a mi discurso, suelo gesticular y payasear para restar el efecto que pretende provocar el otro como algo meramente consciente. Actuación pues. Por esas cosas, la pregunta: “¿Qué te puedo yo decir?” , es muy común para cerrar el discurso o la conversación… también por eso me tratan de amargadito o piensan que soy mala persona. O peor aún, que soy indiferente a sus momentos de felicidad, o de tristeza, o sus emociones en sí. También, para que mi rostro rompa en expresar la emoción que siento en ese momento, debe ser algo muy intenso, debe ser algo que me tome por sorpresa, que no haya podido anticipar. Pensarán que eso pasa a menudo, pero mi neurosis me ayuda a anticipar miles de casos por adelantado en todas sus graduaciones y es difícil que algo me tome por sorpresa.
Umm… si alguien lo pensó –como yo–, que una patada en los huevos podría arrancarme un gesto sincero, pues si… no soy tan chingón. Pero ese no es el punto. (Que dolor, se me retuercen las gonaditas de sólo pensarlo).
¿Por qué escribo de esto? Pensaba, hace un momento, en cuánto estoy bombardeado de información, de gestos, de emociones, de engaños, de desconocimiento, y de demasiada luz. De traiciones, relaciones rotas, amores infinitos a la propia imagen, el narcisismo reafirmándose por los ojos, el cariño que te tiene el otro, o por su mano en tu bragueta o en tu pezón. Estaba pensando cuán conectado estoy al mundo, cuánto hay de mí y de los otros, tratando de alcanzar con sus dedos, o con sus ojos, o sus bytes, los dedos o las sinápsis del otro. Estoy presenciando un Show Secreto, como como en la novela de Clive Barker, y pretendería mucho al decir que lo comprendo todo, o que nadie entiende mi papel o mis ondas de agua… pero sé que puedo analizar lo que esta cerca de mi y que estoy tratando de interpretarlo, dándole todas las variantes posibles, y pasan tantas emociones a la vez que lo único que puedo hacer para conservar algo de cordura, es la rigidez del rostro. Puedo comprender la belleza que tu sonrisa representa y me siento triste por saberte llorando. No lloraré contigo, ni mi rostro se quebrará frente a ti, eso no, no pasará tan seguido como piensas… en cambio, serán más las veces que te diga que “me afecta” o “¿qué te puedo yo decir?”. Si pudiera expresarte todo lo que pasa por mi cabeza al observarte vivir, expresarte, gritar, emborracharte o llorar, tal vez entenderías porque no puedo expresarlo…
…A veces temo que mi cara se rompa en mil. Es todo.