• Por un momento me olvidé de mí. Y por un largo rato sentí calor. Y todo se iluminó.

  • Después de 150 horas, acabé Final Fantasy X (corregitum est), con todo lo extra. Si fuera un clavado de verdad, entonces jugaría hasta subir por completo todas las estadísticas, pero ya no tiene caso. Hasta me di el lujo de crear una espada especial para Tidus, Excalibur, con los siguientes atributos: Costo de un punto de maná por hechizo, Aumento de poder mágico, Romper límite de daño y Contra-ataque por magia. Esa espada la hice con la finalidad exclusiva de poder usar el hechizo Ultima dos veces contra enemigos a los que sólo se les puede matar así. Respecto al final, estuvo bien, estuvo mucho mejor de lo que esperaba. En él, finalmente Tidus salda las cuentas con su padre y sabemos, ustedes y yo, que las cuentas con el padre para mí son de alguna manera importantes.

  • Hay una teoría de creación de historias, medio psicológica, que trata de arquetipos y del viaje del héroe. Ya he hablado de esto en una que otra ocasión, pero me da hueva zambullirme en mis archivos para tratarlo de nuevo. Una de las cosas que discute esta teoría es que uno de los pasos del héroe es saldar cuentas con su padre antes de ser considerado, pues, un héroe. Explicándolo de manera primitiva, un joven debe superar a su padre, ya sea física (matándolo) o espiritual (superándolo). Al superar a su padre, se le reconoce al héroe que es un adulto. Es su madurez. Y si este punto es cubierto, las experiencias que viva serán meramente suyas. Emocionalmente, pues, será un personaje más completo.

  • Esta loquísimo ese pedo, ¿no?

  • Pero no quería escribir acerca de Jecht y Tidus, de Darth Vader y Luke Skywalker, de Jesucristo y Padre Dios en el Cielo, o de Zeus y Cronos. Ayer, después de terminar el juego y que este me afectara de manera sutil, niveles que todavía no comprendo, me fui a dormir pensando que debería escribir un post titulado “Las reglas del dominio”. Y que iniciaría este post hablando, precisamente, de los contratos que tenemos con las personas. Esto vino a raíz de que ayer, estuve leyendo muy interesado los diversos posts de Moccablog desacreditando muy sutilmente a Eduardo Arcos por su nuevo proyecto de “Vivir México”. Por supuesto, puro chisme de ver como ocurren las cosas. Conozco a ambas personas, y los dos, para mí, dan la impresión de ser “machos alfa” en lo que respecta a sus rubros.

  • Luke Skywalker supera a Darth Vader, por ejemplo. No es un héroe hasta que tiene la capacidad de matarlo. Antes de eso, simplemente era un chamaco chillón con super poderes. Sin embargo, cuando Luke Skywalker vence a Darth Vader, se convierte en el macho alfa, y no se coge a Leia porque en el universo de Starwars existe cierta moralidad en eso de cogerse a las hermanas. Mejor se la deja a Han Solo. Sin embargo, si Luke hubiera sido egipcio…

  • Eso de “machos alfa” suena medio ogete, ¿no? Pues no, no es la intención, de hecho para mí es como determinar a las personas que tienen un criterio propio de las que no. Un “macho alfa” es un líder, es el que organiza a los otros, es el que se coge a las hembras, es el que domina. Es la manera más primitiva de decir que son exitosos o emprendedores. Arcos, bueno, es exitoso en la mayoría de sus proyectos, los cuales desarrolla constantemente. Y Cybergus, pues, es muy buen fotógrafo y sé que cobra bastante bien lo que diseña, porque para ser diseñador y freelance, tienes que tener cierto dominio, más en este país. Sin embargo, cuando dos machos alfa, pues se sienten muy machos y muy alfa, pueden pasar dos cosas: O generan buenos proyectos juntos o empiezan a desacreditarse los unos a los otros para ver quien se coge mejor a la nena del pastel. Un macho alfa tiene la tendencia de entonces, buscar lo que tiene el otro y viceversa. Es inevitable, naturaleza humana 101.

  • Personalmente, pienso que las relaciones personales son contratos. Una amistad, por más bonita que esta pueda ser, crea un contrato verbal que se puede romper en cualquier momento. Yo creo en lo bonito de la amistad y del noviazgo, y del amor a primera vista, en lo bonito que sería tener hijos… pero siempre hay una lucha detrás de todo ello. La lucha por el dominio. En el contrato se establece que te puedo dar, que me puedes dar. También se establece la frecuencia, las condiciones, las cantidades. Depende de la personalidad de cada individuo, cuánto se esta dispuesto a ceder, porque le quieres o porque le aprecias, o porque con ello te pagará otras cosas. Cuando no cumples ese contrato se rompe la relación. Es evidente que cuando esto sucede con dos personas con un fuerte dominio, aún siendo en rubros disímiles, el contrato es más vulnerable.

  • También el amor, ¿qué no? El amor es ceder sin esperar algo a cambio. Y se espera que … pues, sin esperar nada a cambio, recibamos mucho amor. Algo así, ¿no? Yo si quiero mucho amor… harto amor. Que viva el amor. Yay.

  • Es lo mejor que puedo interpretar lo poco que he leído. Yo, como persona, tengo como regla pensarlo dos veces antes de involucrarme en proyectos serios con otros machos alfa. También, es por eso que luego soy una persona tan conflictiva, porque sé perfectamente donde conseguir el dominio y cuánto puedo hacer por ello, por eso mejor me ahorro pleitos. Por lo general digo que no cuando otro macho alfa esta involucrado, porque sé que no soy el único dispuesto a morder a la yugular. ¿Y cómo reconocer a otro macho alfa? Pues si he tenido la delicadeza de rebajar la naturaleza humana como diez niveles, a algo totalmente primitivo, entonces me daré el lujo de decir que… “por el olor”.

  • Claro, también este blog tiene cierta regla de no interesarse por uno que otro chisme, pero es que a veces es… um… tan entretenido.