Tengo tres fotos donde me pones la mano así, una donde apreté el disparador en mal momento (o el momento indicado), la segunda dónde jugábamos a que era el paparazzi y tú una princesa o una gran actriz, y la tercera, dónde me dijiste que no diera otro paso más, porque no volverías a aceptar ningún beso mío, porque de un día a otro me odiabas a mí y a mi cámara, porque… no lo sé, porque la luna se levantó en mal momento, o porque tus cólicos menstruales, o porque juntos fuimos una mentirilla blanca. No quisiera decírtelo, pero mi mejor foto es esta, cuando me detuviste y no me dejaste dar dos pasos para abrazarte y besarte, una última vez.

Este cuento forma parte de los fotocuentos que escribí en este blog.

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