…no son corporales, como los viejos, o como los bebés que aprenden a controlar su cuerpo. Sus molestias se deben a cosas muy sencillas: demasiados claxonazos, gente que opina sin fundamentos, gente que le busca tres y cinco patas a un gato de cuatro, bebés que no dejan de mirarle a los ojos y la gente que no cumple su palabra. Entre todas estas, piensa que la última es la que más le provoca que se le revuelva el estómago.

Su novia tiene esa mala costumbre de prometer su presencia y quedarse en esa promesa, por ejemplo. Al principio, Fest se preocupaba por las razones de sus faltas, pensaba que podría estar en peligro o cayéndose de un barranco, ya después de que ella lo ha convertido en un hábito regular, una mala costumbre, ya Fest se ha acostumbrado a esperar silenciosamente una excusa (que tiene que pedir, ni siquiera le es dada por default) y anotar otra rayita en el número de veces. Ha tratado de suavizarlo, pidiéndole que avise nada más. Avisar es práctico y le corta cualquier enojo… sin embargo, al parecer ese esfuerzo es aún más difícil, al parecer el arte de avisar y de presentarse cuando dice Te veo en la noche, es un arte que ella no domina o una mentira para esperanzar a un hombre neurótico.

Fest sabe que ella no comprende (y probablemente, no le interese) cuánto le enoja esta niñería. Ha llegado a la conclusión de que lo suyo es un gusto travieso.

Pero también, él sabe que es un pequeño berrinche y tan sólo anota en una libreta cuantas veces lo ha hecho, de esa manera, cuando ella tengo algo que reprocharle, tiene una libreta llena de registros, con las fechas y la hora en que nunca se presentó, en que nunca avisó. Es una libreta llena de sus accidentes, sus muertes, sus piernas rotas, sus asaltos y violaciones. Preocupaciones exageradas, pero totalmente válidas. Así cuando ella le pida que se interese… por, no sé, el nuevo libro que esta leyendo o aquella película que desea ver, pondrá la libreta de antemano. Cuando le pida, un miércoles en la noche, que desea verlo urgentemente, sólo porque le extraña… le señalará la libreta y se encogerá de hombros. Cuando ella le diga, con los ojitos entrecerrados, por ahí no…, él simplemente se sonreirá un poquito maligno y hará como que no escuchó nada.