La fiesta Fest (valga la redundancia [cuando se enteró que su apellido significaba literalmente Fiesta, sonrió mucho ese día]), son un par de audífonos y el volumen muy alto. Demostrando poco control de su compostura, mueve la cabeza, pero ni siquiera como un rockstar estúpido, loco y drogado. Según él, lo hace de manera discreta, monótona y aburrida, para que no se note cuánto disfruta la canción. Fue un día medio raro, de cualquier manera. Lo mejor que puede hacer, según él, es oir música y tratar de escribir.
En la mañana, no se presentó al examen profesional de Ariadna y todavía no ha pedido perdón. Sabe que se perdió uno de los momentos importantes en la vida de uno de sus amigos, pero así le pasa a Fest… cuándo menos se lo espera tiene que solucionar otras cosas. Promete ahorrar para invitarle a comer a un buen restaurante, es lo menos que puede hacer. No le gusta perderse esos momentos, piensa que dejarán de quererle por ello. Desea honestamente, que haya pasado bien su examen y que pronto sea reconocida como toda una Licenciada en Literatura Inglesa.
El Centro de Estudios Blogosféricos y la Obesidad (CEBO) (por una blogósfera saludable® — slogan), reconoce uno de los fenómenos blogosféricos más preocupantes: cuando el autor de un blog se tira para que lo recojan. No era ese el título original, pero por más que intenta no puede recordarlo. Fest tampoco se creía el estudio, hasta que leyó el artículo publicado en un reconocido periódico dentro de una famosa cadena de restaurantes. Sentado, se acomodó la servilleta en la mesa, empezó a leer el artículo y le dijo a la señorita–. Café por favor y retíreme la carta, porque soy un rascuache y no puedo pedir nada más. La señorita frunció el entrecejo y después de cuarenta minutos, le trajo un café frío. Ocupado en su consternante lectura, Fest agradeció a la mesera en voz baja y distraida, con un gesto señorial le dijo “Todo bien”. Le dio un sorbo a su café, con todo y burbujas sospechosas que indicaban el posible ataque de un agente externo y revisó el artículo.
El estudio hecho a veinte bloggers arrojó resultados sorprendentes. Primero se les invitó a que abrieran una bitácora y después de tres meses, quince cerraron su blog. Otros dos continuaron publicando de manera bastante irregular y los tres restantes lo hacían todos los días. Como parte del estudio, después de los tres meses (ya cuando una bitácora tiene más probabilidades de sobrevivir), el CEBO arregló para aumentar sus comentarios significativamente. Si antes recibían de uno a cinco comentarios, empezaron a recibir veinticinco. Entonces, cuatro de los cinco bloggers, se dieron un disparo en la cabeza. Miró las fotos que acompañaban el artículo y una de ellas, ¡incluso era guapa! –Cómo te disparaste en la cabeza con esas piernas vida mía –pensó Fest medio triste.
Los posts que acompañaban a los bloggers en sus últimos momentos, trataban de orgías, drogas, mucho rock y una fama casi efímera. –Aunque algunos bloggers bajaron de peso considerablemente, sirviendo a nuestra meta por la salud, pues lamentablemente se suicidaron… y bueno, lo que pasa es que no podíamos meter mano porque seguíamos en el experimento. ¿Quién iba a pensar que todos se iban a disparar en la cabeza al mismo tiempo? Nos tomó por sorpresa, en serio. Pero… ¿no es ello un resultado emocionante? Quiere decir que los bloggers, aún siendo superficialmente distintos, poseían características similares que los orillaron a matarse, casi a la vez. Todavía debemos hacer estudios al respecto, para dar un resultado concluyente acerca de estas características que compartían. ¿Piensan compensar a sus familiares?, preguntó un reportero. –¿Eh? ¿Compensación?
Fest asintió lentamente después de leer el periódico, olió su café y se dio cuenta que la mesera le había puesto mezcalito sabor mota. Cuando alzó la mirada, ella le guiñó el ojo y le sopló un beso.