Hemos congeniado tanto que prefiere dormir conmigo… como si los dos tuviéramos un acuerdo tácito y silencioso, dónde ocupamos con nuestras respectivas extremidades su lado de la cama para constatar su ausencia, y también para olvidarla. No me pregunten que pasa. He escrito mucho en aquel cuaderno. Líneas breves que sólo tienen que ver conmigo. Ya casi es la hora de llegada y sólo pienso en desollar una serpiente. Retirarle la piel. Apretarle la cabeza para retirarle el veneno. Hacer un coctel con coca cola y agua mineral. ¿A quién le daremos la cicuta?