No quería dejarle así… pero si no se iba, sabía que el hogar… su única tumba. Viviría como viejito gruñón, arrepintiéndose de los pasos que nunca dio. Yo también pensaba en ello, pero me contentaba con los sueños. Nuestras tardes morían en el café, fumando y platicando… lo sé.

–En internet miré las fotos Damián, ¡vámonos para allá!

–¿A dónde dices, cabrón loco?

–¡A dónde sea, pinche macaco! ¡Otro lugar que no sea el barrio!

–Si tú diriges yo te sigo, Mario.

Después reíamos como espíritus contentos y furiosos. Caminábamos por nuestras calles, las calles de nuestros abues y recordábamos sus historias, llenas de moralejas y tristezas. Los pasos erráticos y de cafeína, despertaban espíritus de morfina. ¿Es que los viejos cuentan lo mismo? Claro, desde las novias hasta el sismo. Nuestras vidas cruzan caminos. Somos reflejos, ancianos y niños. El sol, nuestro silencioso testigo… comprueba día a día el destino.

–Si quieres ser poeta, debes acompañarme.

–Déjame pensarlo, ¿me permites bañarme?

Se carcajeó por mi excusa estupida.

–No te diré nada, es tu vida. Si no me acompañas, quédate y te bañas. No te arrepientas y dedícate a las ventas, o a lo que quieras, pero no te arrepientas. No me perdonaría viajar, hasta que olvide caminar. Así los dos contentos tenemos únicamente los recuerdos.

Arregló sus maletas, su novia dio de patadas… habló conmigo y me pidió que se quedara. Trataré de convencerlo, mentí… de ello la palabra no le dirigí. Esperaba el camión en la esquina, a mí un trabajo en la oficina. Un velo se alzó entre nosotros, aunque nos abrazamos y juramos que los recuerdos perduraran, ¿qué impediría que las calles nos extrañaran? Caminando brazo a brazo los amigos, desaparecían como un fantasma en los cielos. Un pasado ya vencido…

y el sol, silencioso testigo.

Foto: Frida.

Este cuento forma parte de los fotocuentos que escribí en este blog.

Puedes leer más acerca de este proyecto en esta entrada.

Más fotocuentos

Enorme sonrisa

Cuando en la...

A ningún lugar

Tengo que estar...

“El culo de Lauriana”

Honorabilísimos...

Si te sobra una mano…

…córtatela, en vez...