Pensaba, mientras iba al baño (curioso), en la suciedad y los materiales esterilizados. El hilo conductor iba por los átomos, la separación, las grietas naturales de los cuerpos. Es decir, un material como las piedras para escalar, alberga entre sus grietas pequeños animales, desde lagartijas hasta arañas, probablemente escorpiones. Un pedazo de vidrio, con la dureza de su material, debe costarle trabajo albergar bacterias, bichos u otras cosas. Una servilleta, por ejemplo, recoge fácilmente entre sus poros el polvo. Decididamente el ser humano debe ser el más cochino de todos… teniendo tantos poros, en tantos metros de piel, que guarda en su corazón los más oscuros secretos.