Lo peor que puede pasar, cuando vas a comprar una laptop, es perder el cheque camino a tu vendedor. Perdí el cheque. Un momento antes estaba doblándolo. Dos minutos después, no se encontraba en mi bolsillo trasero. Perdí unos dos o tres años de vida. Cuatro. Recorrí la plaza comercial, mis pasos en rewind, buscándolo. No lo encontré. Mi pendejez se extendía a muchos niveles. Uno: Decirle al vendedor que no tenía el cheque. Dos: Decirle a mi proveedor que había perdido el cheque. Tres: Alguien que lo encontrara por casualidad. Cuatro: Alguien que lo endosara por peculiar. Cinco: Los golpes de mi cabeza contra los vidrios del río místico me dejaban sin neuronas. Hacía mucho que no me pasaba algo tan angustiante. Me acordé cuando tenía diez años y perdí mi primer billete de veinte pesos en un Hermanos Vázquez. El dinero esta vez, por supuesto, eran más que veinte pesos. El sentimiento era el mismo.

Un cheque nuevo, trámites burocráticos, menos dinero en el celular, el enojo divinal de mi proveedor y una embarazada más tarde, conseguí mi laptop. No puedo creer lo cansado que estoy. Pensaba estrenar mi nuevo armatoste con el casting de dos luchadoras. Al decir luchadoras, no estoy adjetivizando a la mujer. Luchadoras. De verdad. Máscara, cabellera y nombres especiales en el ring. Vamos a ver si es cierto que como hablas, trujes chencha. Valió la pena la espera y el sufrimiento. No la abrí hasta que todo estuviera solucionado. ¿Saben lo que es tener juguete nuevo y no abrirlo? Hasta ahorita me siento tranquilo.

¿Mi laptop? Una Mac. El juguete perfecto para chatear. No la quiero para otra cosa. ¿Edición de video? Nah. ¿Diseño? Sí, los diseños del adium son muy bonitos. También la quiero para navegar en internet. No para otra cosa. (Miento). Si todo sale bien, esta será mi compañera de aventuras. Quemar porno en el iDVD. Qué sofisticado. iTunes en su ambiente natural. ¿Qué más se puede pedir? Acostumbrarse a utilizar OpenOffice para las acciones oficinales. TextMate para escribir la gran novela mexicana. Conexión wifi estable. Una computadora vistosa. He pasado toda la tarde configurando las herramientas, instalando otras, y probando unas más. ¿Sabían que el monitor regula la luz, según la iluminación de la habitación? Cuanta jotería. Cuanta belleza puede caber en un aparato como estos.

Le pregunté a una de las maqueras que conozco que herramientas había. También consulté con los maqueros que había en la oficina. En la oficina hay una especie de culto por la marca. Puedo comprenderlo, después de trabajar con una durante varios meses. La primera foto que recibí –increíble, lo sé– fueron unos senos agradables, carnosos, de pezones oscuros. Mi primer video de Youtube, fue el de los gatos y el masking tape.