Lo que no haces es porque no quieres hacerlo. He tenido esa idea desde niño. Haz lo que quieras. Sobre todo lo que tú quieras. Es una visión infantil y simple del mundo. Tal vez traiga grandes consecuencias. No hablemos de como dormí porque siempre duermo muy mal. Esos horarios. Hoy no sé como desperté. Me compré mi licuado y un café para Juan Carlos. También compré cigarrillos. La idea es maravillosa: Si registro en mi blog todas las compras de cigarrillos sabré cuanto he gastado. Mi mujer preguntó el fin de semana si pienso dejarlo poco a poco. Yo creo que sí. Todos los demás se han fumado un tercio de mi cajetilla, yo llevo tres en lo que va del día.

Los últimos posts los he escrito a lo largo del día. Pauso un poco y continúo escribiendo. Supongo que se nota. Llego mi madre en la mañana y me dio mi beso de los buenos días. No sé por que tanto cariño últimamente. Olvidé que soy un hijo. Son las fechas. El hijo olvida que es hijo. La madre raras veces olvida que es madre. Un taxista me platicó de su familia política.

–Se sienten tan culpables de abandonar a su padre que compiten todos los años para ver quien compra el mejor regalo. Son diez hermanos.

–¿De verdad?

–Antier me puse bien pedo jefe. Aproveché para decirles sus verdades. Mi esposa se estaba muriendo de la risa. Qué bueno que se las dijiste, me dijo, pinches cabrones. Me puse bien pedo jefe, y les dije: Ah, no mamen, nomás vienen a presumir quien tiene más dinero, y los hijos de este hablan de los hijos del otro, y este hermano habla de aquel, y no son para comprarle un pinche tinaco a su padre. Así les dije, jefe. A huevo que es el mismo tinaco que usaron de morritos y sigue ahí, viejito como el señor. Ni lo van a visitar. Paso más tiempo con mi suegro que ellos.

–Mire nomás. Sí esta cabrón.

Tan efusivo como siempre. Afuera la ciudad esta tranquila. Repito: se nota que es diciembre. La navidad y esas cosas. Mañana es la cena navideña de la oficina y no he comprado el regalo. Son tres libros de autoayuda, por eso mi renuencia. Me da vergüenza pararme en el Sanborn’s y buscarlos. Algún listillo pensará que me da vergüenza porque soy quien más autoayuda necesita.

Bueno.

Mi celular no hace ruido. Mis ventanas en el messenger ya no tienen nada. Si no fuera porque tenemos problemas con dos filmaciones más, estaría jugando Dragon Ball Z en mi casa. Ayer gané el torneo del otro mundo, en dificultad más alta, usando a Trunks del futuro. Tiene un movimiento maravilloso: se avienta contra el enemigo, lo golpea, después saca su espada y lo hace cachitos, junta su ki y dispara al final. Si el movimiento lo usas cuando el enemigo esta muriendo, lo desintegras. De verdad. Lo adoro.

Creo que fue suficiente por hoy. Mañana. Mañana. Mañana. Mejor voy a comprar el regalo de una vez.