Desde que me confirmaron siento la sandalia enorme de Dios a mis espaldas y sé que con una palabra puedo llamar la DIVINA PATADA DE DIOS a mi servicio. La palabra es: “Amén”. Otra palabra es “Infiel”. También funciona: “Hereje” o “Pecador”. Pero la mejor de todas, es… “Pártele-su-madre-a-ese-cabrón”. La cual, debe pronunciarse de la siguiente forma: “Pártelsujefaesecabrón”. Tiene dos acentos por las pausas necesarias para decir una palabra tan difícil y tan larga.

Me queda un cigarrillo. No me dejaron cena. Corrección: si me dejaron. Pondré a calentarla en la estufa, mientras salgo a fumar el último cigarrillo.

Delicioso.

La cena se calienta. Que la madre esté en casa es una bendición. No les digan que lo dije… pero sí. Si pienso que es una bendición. Que religoso estoy ultimamente. “Sor TETÉ”, me dijeron en el trabajo. La cena continúa calentándose. Le regalé a mi hermano mi computadora. Ahora tengo doble monitor y mis bocinas para la mac. Espero que dure muchos años. Desde el asalto a Edilberto, no puedo más que pensar que el mexicano no puede presumir cosas bonitas. No señor. Debe esconderlas, porque el ladrón, suele sentir que robar es su derecho. Y también esta en su derecho la venganza, si frustras su maldad. Recuerdo como en la secundaria me robaron tantos estilógrafos. Como me robaron mis tortugas ninja cuando era niño.

Juguetes al fin y al cabo.

Alguna vez, intenté robar un juguete. Era el tipo de los tres ojos, de He-Man. Fue vergonzoso. Escondí el juguete en una de las cajas de zapato de mi abuela cuando el niño fue al baño. Era tan obvio y tan estúpido. El otro niño sabía que me lo había robado. No podía asegurarlo, pero intuía. Me acusó con su abuela. La señora, me parece una de las viejitas más hermosas que había conocido, se acercó a mi abuela y con una sonrisa amable le preguntó por el juguete de su nieto.

Mi abuela me defendió, pero después empezó a dudar. Mi abuela buscó a Triciclops en las cajas de zapatos y cuando lo encontró… recuerdo como se derrumbó la mentira, y sentí tanta vergüenza. No recuerdo exactamente que sucedió después. Sólo recuerdo que la vergüenza, el haber hecho pasar a mi abuela por la mentira, la contramentira, y la decepción, arrancaron todas las lágrimas de un escuincle de cinco o seis años. Entonces entendí. Lo vi claramente-: Para ser un ladrón, debías abandonar toda la vergüenza y todo el amor a tus seres queridos. Abandoné mi carrera como ladrón de juguetes esa tarde.

Ahora sólo robo corazones.

Me siento mejor ahora que he cenado. He tenido mucho trabajo… gracias a la Sandalia de Dios, supongo. Casting va a estar insoportable durante dos semanas. Los papelitos de la consultoría de mi tío también me preocupan. Todo es estrés y preocupación. Sí. Pero el día tiene sus pedacitos buenos. Recibí un mensaje, de quien sabe quién y como, en mi celular: “Te dije que sería rapido no solo imaginé que te venías en mi cara”. Pequeños accidentes místicos. O un cinismo patológico. Minificción erótica a través del celular. Borraré el mensaje después de cenar. Si mañana llega otro, ya no es coincidencia.

-Le diste permiso -diría mi cacto, si estuviera vivo.