Las mujeres, tienen poderes mágicos, sobre todo cuando voltean tres cuartos a su espalda y te guiñan el ojo. Ese guiño es todavía más efectivo cuando, si voltean tres cuartos a su espalda y están de perfil, se acentúan las curvas de su espalda y descubres que puedes, cómodamente, poner una cerveza sobre sus nalgas.
Aunque si les soy honesto, no entiendo porque la insistencia de poner cerveza en las nalgas de una mujer, cuando se pueden poner otras cosas… igual de honestas que mi duda.
Y pensándolo bien, es bastante estúpido poner la cerveza sobre la curva nalgatoria de una mujer. Es evidente que se va a caer. No importa cuán enormes tenga las nalgas.
Supongo, a lo que quiero llegar con el guiño, las nalgas y la cerveza, es que el guiño es el hilo conductor para que descubras la curvatura de una mujer. Es el poder mágico. Si el vaivén de unas nalgas hipnotiza, un guiño y la espalda hechizan. Que dolores y que antojos guardan las acciones de una femenina dispuesta a hechizar a un hombre. Sólo de pensarlo, me da un retortijón en aquel honesto lugar, cuyas letras se me escapan.
Estoy en Villahermosa desde ayer. El calor es intenso. He estado sudando (creo). Mayo y Abril son los peores meses. Pero Julio no se queda atrás. Por otra parte, he disfrutado con el verde, las palmeras, los ríos y las lagunas. Pero las mujeres tabasqueñas, ah caray con esas mujeres.
Tal vez, si estuviera delgado, con menos barba, tres años menos y no comprometido… cof cof. Lo bueno es que me caso con una tabasqueña.
La peculiaridad de la mujer tabasqueña, es el escándalo que hace. No he conocido mujer tabasqueña que hable bajito. Otra peculiaridad de estas mujeres, son los chistes verdes que hacen y la necedad que les caracteriza. Una mujer es necia por naturaleza. Una tabasqueña nace con el triple de ese atributo. También son demasiado honestas y peleoneras.
Um. ¿Por qué escribo todo esto?
Ah… bueno, creo que quiero registrar en el acta que sé a dónde me estoy metiendo.
¿Alguien me regala un cigarrito?