Cada vez que escucho esa frase de los labios de Jorge, se me escapa una sonrisita. Me parece cómico. Generalmente la utiliza con sus clientes que tardan en pagar. Ahorita lo escuchábamos discutir con uno de ellos y como no había plática en nuestra mesa cuadrada, no había otro remedio más que escuchar y preguntarnos: “¿Ahora con quién se pelea?”.
Mi hermano esta semana me ha visitado a menudo saliendo de la escuela. Se me hace curioso. Como ha tenido cosas que hacer y entregar, viene a distraerse un rato. Lo escuchaba resolver sus problemas de física. Una física que me está negada más que por los lineamientos prácticos de sus leyes universales. Si me pidieran que resolviera problemas de física, y recalcaran fuertemente que de ello depende mi vida, me echaría a reír y le pediría a mi verdugo que jalara el gatillo. Si me dijeran–. No sólo tu vida, la del universo entero –tendría que carraspear, y responder–. El universo y sus accidentes escogieron muy mal a su salvador.
Afortunadamente, eso sólo pasa en películas y pocas son las películas con finales no satisfactorios para la raza humana y su perpetuo narcisismo. Recomiendo Dedication, si quieren ver una buena película de amor. ¿Me extrañas incluso? ¿Qué clase de pregunta es esa? Los días han estado flojos en cuestiones de creatividad, aún cuando estuve pensando en el mago oscuro Miriod hace unos días. Pensaba en Miriod y sus cigarrillos de manzana.
Ese era un excelente personaje.