Sábado y domingo, las orejas enrojecieron porque me la pasé llamando por teléfono. Bueno, el domingo no tanto, porque mi muchacho número dos hizo las llamadas. (Digo “mi muchacho”, porque es el “muchacho de todos”, es como Atreyu que significa en el idioma de los indios verdes “hijo de todos”, así como Bastián es “hijo de nadie”). La necesidad de buscar chamaquitos multicolor y multi-humor es imperiosa. Filmamos esta semana, mañana es la junta, y tenemos pocas opciones. Esta tarde han llegado muchos chamaquitos. Esperemos que mi director sea un hombre contento después de ver sus rostros sonrosaditos.

Finalmente, después de trabajar varios días con la actuación, logré que los niños se emocionaran jugando bingo. Algunas actuaciones, requieren mucho trabajo, encontrar las palabras precisas después de cada actuación, buscar si lo que funciona con un niño, funciona con el otro. Si no, buscar alternativas: palabras que los niños entiendan, situaciones que sean familiares, hablarles tan duro como si fuéramos los padres si estos no prestan atención. Uno se vuelve escuela de cinco minutos en ese momento, para arrancarles lo mejor posible.

La mentira.

Los niños casi no trabajan con la mentira. La aprenden para salirse de algunos problemas, pero el temor los hace malos mentirosos. Los niños suelen sudar honestidad por los poros. El niño, si es buen actor, sabe mentir sin un resquicio de temor en los ojos. Sabe amar a personas que no son sus padres, reconoce como hacer los gestos de cariño entre hermanos que no tiene, practica perfectamente el futbol aún cuando sus mejores amigos tengan suscripción a X-Box Live. ¿Por qué un niño aprendería a actuar a tan temprana edad? ¿Por qué le gusta entretener con la mentira? ¿O la mentira misma le entretiene? La realidad se vuelve juego en las manos de un chamaquito.

Me encojo de hombros… Son cosas que ya no conozco. No me siento remotamente familiar con un niño actor, cuando siempre me dediqué a escribir y jugar de vez en cuando. Me familiarizo, tal vez, con el niño mentiroso que desea cambiar cosas en su realidad, pero siempre he sido un hombre más de letras que emulación de sentimientos. Ten seguro que mi cuerpo nunca te mentirá, ¿y mis palabras? Quien sabe.