• Hace muchos muchos años, cuando los juegos de monstruos estaban volviéndose inmensamente populares, surgió uno que tuvo poca publicidad y poca aceptación del público en general. La verdad, es que con los años he descubierto que el juego es sólo para algunos cuántos seres extraños (entre ellos, yo). Se llama Azure Dreams.

  • No platicaré del juego a detalle. Sin embargo, tiene una hermosa introducción: Una música con tonos arabescos, abre pie a un sol inclemente sobre un desierto. “Hace muchos años”, dice el juego, “en Monsbaya, existió una torre donde viven todos los monstruos y los cazadores suelen entrar para buscar grandes fortunas, y huevos de monstruos, para entrenarlos o venderlos al mejor postor. Entre todos estos cazadores, había uno que entendía de forma precisa el corazón de todos los monstruos y ese entendimiento, lo llevó al último piso de la torre (El piso número 40). En el último piso, perdió su vida. Dejó atrás a su esposa, y a dos niños. Su esposa luchó duro para mantenerlos a ambos”.

  • “Su hijo, Koh, sueña día con día en entrar a la torre para cazar monstruos y grandes riquezas. Tiene la misma capacidad de su padre para entenderlos. Sin embargo, la entrada a la torre está prohibida a todas las personas que aún no han cumplido todavía los quince años. Koh, sigue esperando, ardiendo en deseos de que llegue el día en que pueda descubrir lo que pasó en la torre, el día que su padre perdió la vida”.

  • Obviamente, el juego empieza el día que Koh cumple quince años.

  • Era uno de mis juegos preferidos, que guardaba en todas partes. Quemé tantas copias me fue posible, y lo jugué tantas horas que he perdido la cuenta. Sin embargo, confiar en que el chamaco alcanzaría las riquezas para cuidar a su madre y hermana, y también confiar en que Koh descubriría todos los misterios que surgieron el día que murió su padre por llegar a ese último piso, lo convirtió en una de mis historias preferidas durante muchos años. Tanto así, que todavía recuerdo la torre con particular cariño, el sol inclemente que quemaba la piel de los habitantes de ese pueblito… ahí surgió la inspiración para escribir “La Torre de los Sueños“.

  • La Torre de los Sueños, también la escribí en uno de los momentos más duros de mi vida. Asocio el nacimiento de esa pequeña ficción, como un regreso a La Torre de Monsbaya, a los Sueños de Lapislázuli, a la fantasía para apaciguar la realidad. Aún cuando los personajes, las torres y los temas fueran diferentes, continuo asociando las dos torres con esos sueños que se tienen mientras uno está despierto. Esos sueños que nos regalan un respiro de la vida rutinaria, y simple, a la que estamos sometidos.