En la mañana me compré unas quesadillas que me detuvieron en la calle, porque olían tan cabrón a quesadilla-que-me-tengo-que-zampar-ahora-mismo-porque-muero-de-hambre que no pude resistirlo. Una de hongos con queso (mi preferida), una de bistec con papa, y la otra, la menos sabrosa, de chorizo con papas y queso. Sabía medio culero la última. Que bueno que dejé las dos primeras para el final. Una de mis costumbres es comer al final lo que más me gusta. Eso me deja con un buen sabor de boca.
Esperen, voy por un cigarrito que justo acabo de cenar.
Listo, pues… filmación en la mañana, a una hora decente que no fueran las cuatro-cinco-seis… así que me levanté a las nueve, pasé a la oficina por mis contratos y llegué a tiempo para firmarlos. Regresé a la filmación en Santa Fe, a las seis de la tarde. Producción llegó a las ocho de la noche. Esas dos horas me la pasé platicando como suelo no hacerlo. Platiqué de mi trabajo, y más de mi trabajo. Los puntos de vista, como funcionan algunas cosas, qué se espera de los modelos / actores, del director de casting. Parecía todo un versado en el tema. La verdad es que estaba aburrido, y lo mejor que puedes hacer cuando estás aburrido, en una filmación, es platicar.
Internet está atiborrado con la muerte de Mario Benedetti. Twitter, facebook, blogs, periódicos, la gente, habla de la muerte de Mario Benedetti a sus 88 años. Algunos hablan que el único bastión vivo de la literatura hispanoamericana con vida es Gabo. También esta Vargas Llosa, ¿o se murió y me apendejé, y no me di cuenta? Ya 88 años se me hace justo –más que justo–, para que una persona muera. Aunque nunca he sido fanático de la poesía de Bennedetti, siempre me gustó su prosa, y su prosa me influyó de una manera impresionante cuando fui joven. No dudo que aún cargue con algunos pedazos de sus novelas.
Recomiendo “Gracias por el fuego”. “La tregua” es bonita, pero a Benedetti, le digo gracias por el fuego.
Terminaron mis filmaciones, mi proyecto calvario, no saben que alivio siento. Ya sólo queda uno, y la verdad, ese uno lo esperaba con agrado. Me gusta trabajar el Julio Regalado. Ni modo. Tal vez no me deje dormir algunos días, tal vez me estrese de más en algunas ocasiones, pero estoy seguro que saldrá todavía mejor que en años anteriores.
Una perspectiva optimista no hace daño de vez en cuando.
(sexto día, de un año entero de fotografías y mi querido diario).