Mi mujer le llama a este lunar que tengo en la frente mi tercer ojo. No recuerdo que fuera tan grande… tal vez, de chavito, era menos consciente de mi lunarsote. Siempre he sido un poco insensible al contacto físico, cuando alguien me toca o me retiro por impulso, o me hago para atrás rápidamente. Algunos piensan que hasta fui niño golpeado por esos accesos. Hoy me tocaron muchas veces cuando me subí a foro. Estreché las manos, me despedí de beso, las mujeres guapas… tal vez como un impulso inconsciente, y necesario para su trabajo, aprenden a tocarte los brazos y las manos de una manera especialmente amable y cariñosa.

Con la yema de los dedos, generan esos impulsos eléctricos y pueden confundirte las neuronas que hablan de seducción y maternidad. Que poder físico más grande tienen las mujeres, y que poco control tenemos los hombres sobre ellos, si no ponemos todo el empeño para separar las realidades.

Me siento un “Afro Samurai” con el cabello que traigo. Seguro no tarda en volverse más rebelde y menos manejable. Al rato seré otro adulto pasado de moda, con el peinadito ochentero, caminando por las calles de la Ciudad de México. Gorditochentero. Sigo en el trabajo, y la verdad ya me puedo ir, pero me quedé aquí revisando unas cosas y decidí tomarme la foto para seguir con el proyectuco. Hace un momento, miraba el video de “El Charal” (nuestro super recepcionista) contando una anécdota de aquellas que se cuenta, un día que lo regañaron en la oficina. Me asombra su capacidad para contar anécdotas… me es totalmente envidiable. Me gustaría tener la misma capacidad que él para contar cuentos de voz a voz. Supongo que todos.

Todavía debo trabajar un DVD. Uno sencillito. Prefiero tenerlo listo el día de hoy. Mañana, callback de muchísima gente, bailarinas y bikinudas incluidas, para el nuevo julito regalado. Resulta que les pondrán una coreografía y retaran su capacidad motriz. Mi otro proyecto, el que parecía mi calvario, mi cruz a las espaldas, se está resolviendo y está andando, afortunadamente. Lo único que me falta, es llegar a las filmaciones, a las firmas de contrato, a despedirme de todos después de llenar hojas y revisar documentos legales los cuales no mencionan mi nombre y sólo estoy ahí, para avisar que está bien y que está mal.

He descubierto, que mis asistentes de dirección, no saben quien es Manolín y quién es Chilinski. ¿Ustedes sí? ¿Acaso ya atravesamos esa brecha generacional?

Día 3 – 365 días.