Nunca he sido muy aficionado al cereal. Cuando creces alimentado por una abuela que te hacía empezar los días con una copiosa ración de picosos chilaquiles o huevos revueltos con jamón – acompañados de fruta, café y pan con mantequilla – la idea de desayunar un plato de hojuelas con leche parece no solo frugal, sino desabrida.

Sin embargo identifico que hay básicamente dos grandes familias de cereal: Los de la infancia y los de la adultez. Los primeros están llenos de azúcar, colores y mascotas pedófilos en la caja – En serio ¿No les parecía sospechoso rayando en lo Maicoljacksoniano todo el tiempo que Antonio y Melvin pasaban con los chamacos? Me imagino perfecto al Padre Maciel diciéndole a su monaguillo “Así, muy bien, Tigre” o a Nicolás Aguilar prometiéndole a su protegido “esta leche hará que crezcas grandotote y fuertotote.”

La segunda familia de cereales son todos esos enfocados a las bulímicas de closet que sacrifican el sabor por unos kilos menos. No me parece una buena inversión, creo que unas lonjitas es un precio justo a empezar el día con algo que sepa…a ALGO.

Y como el diez por ciento de este blog es erótico, el diez por ciento de este post también lo será. No puedo decir cual es mi cereal favorito, pues con la mano en el corazón les juro que no tengo. Pero mi desayuno favorito, mi manera perfecta de comenzar un día, si la oportunidad se presenta, es despertar comiendo coño. Como si fuera fruta el coño tiene momentos específicos en los que el jugo es más dulce y la textura más deseable, a mi gusto un coño para ser no solo comido sino disfrutado debe ser en la mañana, cuando los humores de la noche anterior están bien macerados y de preferencia cuando la dueña está aun dormida. Hay que darle una vuelta de tuerca al cliché del “desayuno en la cama”.

Soy el Cazador de Tatuajes, hago como que estudio Letras e Historia en la UNAM. Mi blog acaba de cumplir cuatro años y olvidé celebrarlo. Me siento el tuerto en la tierra de los ciegos. Mi logros más grandes han sido comerme tres hamburguesas enteras de las Memorables, tener mil followers en Twitter y ser autor publicado en El Under Ediciones. Un día vi una avioneta.