Escribí esa frase en algún lugar para eventualmente hacer un post. “Una pared de lenguas”. ¿Ustedes qué piensan? Yo les diré que pienso en Freddy Krueger y su lengua que se hacía enorme para molestar al puberto que estaba a punto de matar. No puedo pensar en otra cosa. ¿Estoy mal, doctor? ¿Mis valores están rotos? La primera pregunta es: ¿Por qué escribiste esa frase? Estoy buscando la respuesta. A ver muchachito, ¿piensas que la pared de lenguas es… qué? ¿Un sueño primaveral que tuviste? No, lo recordaría. Recordaría la risa sardónica de Freddy, imprecándome mis defectos y emitiendo un juicio certero con sus garras de cartón. Además, dicen que ya no soy un puberto, eso dicen. ¿Entonces, estabas tratando de hacer una metáfora? La verdad es que es muy fea: “Pared de lenguas”. Escúchenla. Díganla en voz alta. Paredelenguas. Se confunde espantosamente con “Pare de lenguar”. ¿Qué es eso? ¿Ven como el horror se puede multiplicar al infinito? Ya no puedo. Debe ser que no puedo imaginarla de otra forma que con los efectos ochenteros de películas terribles. Látex pegado con kola loka en una pared. Látex rociado con aerosol rojo. Látex animatrónico manejado por dos o tres titiriteros para crear una ilusión que en ese entonces, parecía demasiado real. Espero ansioso el remake, para insultarlo y hacer una larga disertación de los arquetipos, la historia original, el verdadero mensaje, del hombre en llamas que nos mataba en sueños. Heurístico no es una pendejada. Yo soy el pendejo.
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