Hace un ratero que guaché al pestillo beta de la Solencio y el Festival. La Soledades se lanzó al mercado y lo jaló por unas moneditas, el Festival lo puso en su casa y le dijo mijo Mendelssohn te llamas. Pus como soy una sábana con ojales puedo guachar todo lo que pasa en las calles y mireles lo que hacen las gentes en la comodidad de sus hogares. Me hice carnal del pez beta porque él si me pela los dientes y juntos sacudimos el polvo. Él si me cacha, las gentes piensan que soy el viento que les mueven los caireles. ¡Y cómo le sacamos brillo a los rieles, porque él se avienta el danzón que les gusta a las trompuditas y yo me afino con el break dance de los huesudos! Al Mendelabias los muelles no le estorban en su casa y a mi los muelles me la pasan. Voy a revirar en otras noches para que sigamos sacándole brillo a la madera y al fin que tiempo le sobra al tiempo, y el Mendelabias naranjas que se nos pela, se ve que sus cacles o no cacles aguantarán la rutina lírica de los diamantes. Cuando la sangre me corría y tenía amplias carnes, me llamaban el Yusebés y trabajaba en el ombligo de la Ciudad, en Repedelsalvador. Yusebés, veme a traer las periferias del señor, y traime los espejos de la copia de los originales de la señora. Allí-ba el Yusebés, lijando el cemento entre los gentíos de gentes, no hay bronca mi jefe que se lo traigo derechito y sin escalas, y aquí no hacemos paradas. En el laburo guachaba a Tin Tán en la telera. Mi jefe nomás se reía y me decía se te va a descomponer la suspensión con ese señor mijo y que trataba de responderle como Tintán, y me la reviraba con ganas, me despeinaba la mollera y me decía–. No mijo, te sale todo mal, tienes que soltar la lengua –y como si se le hubiera soltado la carreta. Trataba de seguirle la onda pero no podía. Después junté mi lanita para comprarme mi vestidura y cuando vi a cuanto los rieles, me rendí y me dije, mejor los de gomita. Mi padre igual le daba vuelo a mi hilacha. Mi padre aún hoy atiende nuestro puesto y a veces se pone pulques porque no me puse trucha y me llevó la huesuda. Cuando puedo me agarro de las barbas de las nubes y desde los cielos guacho lo que está haciendo. Hora que sí estoy pelado, puedo practicarle poco más al hablado y cuando nos encontremos en la nube jefecito, hora si te voy a decirte como se debe. Aunque me dicen que del otro lado, se encuentra el maistro pachuco, esperando con su cigarrillo y sus tirantes, ¿Igual y mejor me pelo y nos vemos, y en conferencia me enseña? ¿Será?
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