Al principio salieron y llegaron los anónimos impresos, los volantes ominosos, sarcásticos, que buscaban relacionar cada desgracia, cada muerte, cada pérdida, con la presencia de María Bonita en la costa. Había, hay en ellos un tono de admonición, una engañosa objetividad, una reticencia que suena a prólogo. De esta primera época, que duró apenas un par de semanas, el doctor Díaz Grey conserva uno que dice: «Aliarse con el demonio y con judíos puede parecer un buen negocio. Pero la Divina Protección se aleja de nosotros. Piense en los ahogados en la Rinconada. Medite y despierte».

–Juntacadáveres, J.C. Onetti.