La realidad, pensé el otro día, es una combinación de capas: atrás tenemos la sombra de unos árboles y de unos cables, es el mundo físico, el mundo sólido, el mundo que se sostiene por las leyes científicas, universales, quién sabe cuántas leyes más; viene la capa de unas gotas de agua, las cuales, dibujan círculos aparentes sobre lo ya existente y lo hacen borroso, tan borroso como los ojos que envejecen, o que lloran, o que fallan desde que naces… Ojos que ven distinto a los ojos de otros hombres sin tomar en cuenta, por supuesto, el contexto de cada uno; hay una capa de vidrio que tiene dos colores, ligeramente oscuro hacia arriba para que el sol no entre con toda su fuerza y además, retira toda la posibilidad de sentir el viento, de que las gotas golpeen la piel propia que es nuestra envoltura para caminar en este mundo y cambien su destino; al final, tenemos un borde que encierra todo esto en una fotografía y esta fotografía, sólo puede ser una memoria.
Una memoria de algo que sucedió y las memorias como están en nuestra cabeza, y dependen del conjunto, de cómo deseamos ver la realidad y de cómo manipulamos nuestros recuerdos al antojo, ¿cómo se sabe que es real?
Un pintor despierta y decide comprar un lienzo. Primero, con un poco de grafito, marca los bordes. El borde negro, como si fuera una fotografía. Luego el borde de los árboles, de los cables, los edificios, el puente y las torres de luz. El pintor imagina una ciudad. La ciudad está basada en sus recuerdos, pero esa ciudad… pues no existe hasta que decide mirarla, hasta que sus manos se vuelven esclavas del grafito y de la mente. Compra pintura en varios tonos de azules, de cyan, de negro, de blanco. Llena de colores el borde y las sombras. Imagina ese mundo de sombras que trata de cobijarse con la luz de nubes grises, imagina que empieza a llover y lo tiene todo claro. En ese momento, él vive adentro y el lienzo, el grafito, las pinturas, su estudio, se vuelve el mundo imaginario y lo real es lo que está allá adentro.
¿Quién nos dice cuál de las capas es real?
¿Cómo sabemos si una de las capas no es un capricho? ¿Cómo sabemos que no nacimos con una de las capas que, como un lente, está afectando nuestra percepción? No lo sabemos y además, pareciera absurdo siquiera proponerlo. Seguramente sucede. Capas traviesas que se ocultan. Nos hacen ver gestos donde no los hay, nos hacen temblar de miedo cuando atravesamos lugares oscuros, nos hacen sentir unos tontos cuando no podemos ver lo evidente cuando estamos acostumbrados, pues, a ver nada más. Me gusta dudar de la realidad, me gusta pensar que hay hilos invisibles, una historia detrás de todo ese cielo, y detrás de todas las leyes universales, me gusta pensar lo que descubriría una entidad que pudiera llegar al extremo del universo, si es que este existe, si es que no es una esfera… ¿Será que todos somos esferas?