Anoche me acordé que hice este video (más o menos hace un año). Durante algunas horas libres, en el periodo de una semana, me senté a dibujar cuadro por cuadro. 278 cuadros en total para una bobada. El título es lo que más tiempo se tomó. Soy un caricaturista frustado, no tengo la paciencia de las figuras míticas de los 40s o 50s, ni el colmillo de los 60s-80s para repetir los cuadros o saltármelos (aunque la gente protestara, aunque fueran los menos que se dieran cuenta).

De niño mi madre me dio un libro de Walter Lantz (el creador del Pájaro Loco), donde enseñaba cómo dibujar animales antropomórficos, sus expresiones y como animarlos cuadro por cuadro. Un libro más que me dolió haber perdido entre tanta mudanza. Tendría como ocho o nueve años de edad. Quien sabe cuánto tiempo estuve molestando a mi madre para que dibujáramos una caricatura y la paciencia con la que toleró una de mis obsesiones más tempranas. Ahora sólo dibujo perfiles, bocetos, pequeñas líneas, con la promesa de ser breve. No dibujo más allá de un primer boceto. No tengo la disciplina. Algunas veces extraño mis cuadernos blancos de dibujo, el proceso de hacer las guías, de apretar cada vez más fuerte el lápiz para marcar lo que “es real de lo que no”.

Es buena hora como cualquier otra para descubrir lo que no sé es y contentarse con lo que se puede hacer.