Del diario de Boris Santiel: “Entre todos los universos posibles, y mis infinitas variantes, estoy seguro que soy el único que tiene el destino de ser la loca de los gatos. No me molesta, y sé que estoy exagerando. Tengo un gato que se llama Gamo y las probabilidades de que alguna de mis infinitas variantes tenga más gatos que yo, es obvia. El nombre es poco original, lo sé, pero cuando lo obtuve ni siquiera sabía que deseaba un gato. Lo encontré durmiendo en mi jardín, un gato pardo desaliñado, sucio, solitario, incluso cuando abrió los ojos respiró cansinamente. Tal vez me estoy proyectando. Definitivamente me estoy proyectando. Recuerdo cuando le abrí una lata de atún al gato y se acercó a comérsela con algo de vergüenza, entonces abrí mi propia lata y comí junto a él, todavía con más vergüenza. No quisiera pensar en mi madre”.