Juliette, además de ser un samurái que se levanta en las mañanas pensando en la muerte, también piensa constantemente en el crimen. Hulk, en la película de los Vengadores, revela su secreto: “siempre estoy enojado”, e inmediatamente se transforma. En vez de negar su naturaleza monstruosa, cede al instante, y está preparado para ella. Juliette “siempre está preparada para el vicio”. Hace algunas notas dije que tenía un grupo de criminales a su lado para recorrer Italia, como una banda de aventureros en un JRPG, (ah… quizás podrían hacer un videojuego con los libros de Sade, uno peculiarmente violento). Es curioso, perverso y tremendo, cómo se va deshaciendo de ellos a lo largo de su viaje. Nadie está a salvo. El honor no existe. Es muy fácil caer en la tentación de una mentira para asesinarlos y con ello, satisfacer placeres más oscuros.

Pienso, ahora, en ¿cuáles son mis principios? A inicios de año, me encontré un iPhone 5 tirado en el piso, cubierto de polvo, y recuerdo que lo levanté, lo contemplé un rato, y pensé en qué hacer con él. De haber sido Juliette, un criminal más refinado, lo hubiera apagado e inmediatamente lo hubiera llevado a la tienda de empeños más cercana. O quizás lo hubiera apagado, hubiera ido a comprar los cables y después lo hubiera reseteado para quedármelo. Pude hacer muchas cosas pero decidí confiar en el destino. Me fijé que tenía el ícono de ubicación activado, el dueño lo estaba buscando. Suspiré, hice una anotación en mi propio teléfono dejando mis datos y tomé una foto con el teléfono extraviado. Tomé la decisión de esperar. Fotos en streaming activado, era cuestión de tiempo para que me llamara. No lo hizo en el momento. Bien, pensé, si pasa una semana y no han reclamado el teléfono, entonces decidiré qué hacer con él. A las dos horas empezó a vibrar. El final feliz: vinieron a la casa por el teléfono y nos agradecieron, brevemente, la buena acción. ¿Siento alguna tranquilidad?

Una de las filosofías que se repiten constantemente, en Sade, es que la virtud es problemática. La virtud se educa a través del tiempo, son cosas que se aprenden, mientras que los vicios y la criminalidad son resultado de la naturaleza, una chispa inevitable. La virtud, en sus grandes defectos, son los grandes remordimientos que provocan. Es decir: Cada vez que olvido en hacer una bondad, siento la mirada pesada de una sombra sobre mis hombros, la espalda, la cabeza. Se convierte en una angustia constante hacer el bien, y la angustia se multiplica cuando lo olvidamos. ¿Y el vicio, el crimen? Sade no lo dice, lo muestra con Juliette, debe estar preparada para hacer los males, cualquiera que sea, por más horrible que parezca, y ceder a su impulso animal. Su más grande recompensa, se me ocurre, es asesinar el remordimiento que permea a las buenas acciones.