La casa me provoca curiosidad, ¿quién la levantó y con qué propósito? No hace mucho la ocupa una pareja joven. Está en medio del terreno, no hay calle segura que le lleve ahí y comparte espacio con otras dos casas un poco más humildes, más terrenales y cercanas a la civilización (entiéndase por civilización una calle adoquinada). Tiene dos pisos, una barda de ladrillo y una reja incompleta, la reja no encierra nada más que misterios. A veces invitan a sus amigos, en un principio pensé que era para eso, reuniones escandalosas a mitad de la nada y una multitud de coches lujosos (una vez un hombre se bajó, y cantó en tono de barítono, perfectamente educado, la sorpresa me tiró el cigarrillo de la boca, su obra duró al menos diez minutos), pero gente vive ahí, los he visto. En éste momento dos perros del Señor Calavera descansan frente a la puerta de esa casa. ¿Será cierto que el Sr. Calavera casó a una de sus hijas, y la instaló a su lado, para tenerle los huesos constantemente vigilados? Son jóvenes, y guapos, a él lo he visto sin playera andar por el terreno y el polvo, sin preocupaciones de algún tipo, luego dejé de mirarlo porque así como yo puedo vigilarlo, supongo, le resulta fácil vigilarme a mí. Me pregunto si algunas noches, ocultos en sus ventanas, mirarán hacía la mía y se preguntarán por el humo disipado, las horas de lectura, la tercera taza de café, los juegos solitarios (que en realidad son con un perro enano pero no lo pueden ver, la ventana no deja mirar tanto).