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En algún planeta de alguna galaxia lejana, un bicho indescifrable planea por el aire y atraviesa extensos mundos jardín; asesina y quiebra células voladoras, las convierte en polen que sirve para alimentar a las semillas y las semillas crecen en árboles, arbustos, flores y mala hierba de formas fascinantes y extrañas. Al final, en cada jardín, debes juntar cinco objetos llamados Espectras. Edén es el juego de plataformas del colectivo de PixelJunk, un colectivo que hizo juegos de varios géneros buscando una especie de belleza y de innovación en sus productos.

Los escenarios de Edén son grandes, no, enormes. El juego está creado para pensar en saltos pronunciados. Los jardines de Edén no sólo tienen una cara horizontal pero, primordialmente, está pensado para ser explorado verticalmente y, a contrario de juegos cerrados de éste género, que usan algunos recursos para encerrar el jugador en la verticalidad del escenario, Edén es un mundo definitivamente abierto. Saltos, saltos, saltos. Haces crecer a las plantas para que su madurez te ayuda a llegar más alto y alcanzar lugares previamente inaccesibles.

El juego, como es de jardines, es orgánico. Era inexorable. Nuestro personaje principal, el bicho indescifrable, debe ayudar a que los jardines alcancen su máximo potencial, dándoles polen a las semillas para que todas las plantas crezcan y pueblen el escenario. El diseño del juego, a pesar de que tiene su inspiración biológica, natural, paradójicamente presenta un diseño urbano, graffitero, de estarcido (wikipedia dixit). Es algo muy curioso para un juego de jardines. Las semillas parecen manchas de tinta y el bicho es un artista que les da forma sobre un muro, a veces natural, a veces artificial. El juego de estilos converge en armonía.

La música es un arma de dos filos. En varios de mis gameplays bromeaba con la música como una invitación a un antro lounge. Aunque es sabrosa y, de repente, te descubres moviendo la cabeza al ritmo del punchis punchis, algunas veces es impertinente o molesta y te revela la repetición misma del juego: junta semillas, haz crecer a las plantas, recupera los espectras. Parece que no hay ninguna motivación, ninguna recompensa y los niveles, que se vuelven cada vez más largos y más difíciles, y exigen una concentración mayor del jugador; un sólo error te puede costar muchísimo tiempo. Entonces caes al fondo del mundo y haces todo lo posible por regresar pero entonces oyes la música y te preguntas para qué. Por qué me repito. Por qué vivo una y otra vez. Y te vuelves filósofo. Y mueres.

Aunque el juego es engañosamente pacífico y un aparente paseo por la vida, no se engañen. El juego es difícil. Tienes un sólo tiempo para acabar el jardín. Puedes recuperarlo si quiebras unos cristales que aparecen de repente pero no te puedes confiar en eso. Tienes que prestar atención para descubrir donde brillan los espectras y recogerlos lo más pronto posible o corres el riesgo de usar un continue. Esto último no es tan grave. Lo único malo es que pierdes la posibilidad de obtener uno de los achievements más raros.

En versiones primitivas del juego, no había continue y sí una muerte permanente. Cuando se te acababa el tiempo en algún nivel, la muerte era definitiva. Además debías de juntar los cinco espectras en un jardín. Afortunadamente nos hicieron caso a los gamers chillones y compusieron eso.

¿Recomiendo PixelJunk Edén? Sí. Es un juego de plataformas que se presenta sencillo pero revela una complejidad y una dificultad mucho mayor. También este juego es para gamers de largo aliento, es decir, para aquellos que son capaces de abandonar el juego, respirar, descansar y eventualmente regresar para completar lo que dejaron atrás. En Edén, sin DLC, en total son 75 espectras. El juego ya incluye un DLC que abre cinco jardines adicionales. Es uno de los videojuegos de plataformas más interesante, extraño y hermoso que he jugado en los últimos años y la experiencia vale la pena. En Steam pueden conseguirlo por 110 varitos.

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