Cubicle Quest

La fantasía final del godín

Cubicle Quest es un RPG indie hecho con RPG Maker que tiene una premisa un poco inusual: un muchacho recién salido de la universidad consigue un trabajo que odia y está ahogado en deudas. No ve la salida para la libertad económica. ¿Qué pasa entonces? Transforma su situación en una alegoría y convierte sus problemas en un RPG. Los Jefes de la Deuda son monstruos que impiden la salida del Castillo de la Cordura y para vencerlos, debe visitar el Calabozo del Ascenso para ganar más dinero (soldados).

Los enemigos son metáforas de situaciones rutinarias, molestas, hasta trágicas: unos monstruos se llaman Tragedia Familiar, unos monjes malignos son llamados Relaciones Triviales, otros dragones son Clientes Molestos, las súcubos son Anuncios de Objetos Sexuales en Internet. La fantasía convierte el mundo rutinario de Bob (sí, nombre común, pero puedes ponerle tu nombre si gustas) en un juego de RPG japonés a vencer a través de la paciencia, la exploración y el bien amado grinding. Pero no cualquier grinding, oh no, porque así como el tiempo es vital para pagar las deudas en la vida real, en este juego también es importante manejar el tiempo para no perderte de ciertos eventos y posesiones en el mundo: el matrimonio con esa muchacha que te gusta, la casa de tres pisos, el coche deportivo, el yate, etcétera.

El juego tiene mecánicas interesantes: no hay manera fácil de ganar dinero, a pesar de que el dinero es muy necesario al principio del juego (si quieres hacer grinding, paradójicamente, necesitas MUCHO dinero). Si vences a los enemigos, lo único que ganas es experiencia y puntos de sabiduría (estos sólo sirven para los libros y si te conviertes en lector asiduo de algún género, entonces mejoras tus estadísticas permanentemente). Hay ataques físicos y los otros ataques, los “mágicos”, en realidad son metáforas sobre las maneras de relacionarse con el mundo: humanas, personales, psicológicas, artísticas, organizacionales y de trabajo, etcétera. Algunos enemigos son débiles al trabajo, por ejemplo, mientras que otros son débiles a ponerse las pilas, o la camiseta, ya tu sabes. Sí, pues, los valores retorcidos de este juego constantemente te mantienen alerta para entender cómo puedes vencer mejor ciertas situaciones.

Precisamente estos valores retorcidos en cuanto a la magia y los enemigos complican el juego. Igual que la vida, las imágenes de este RPG están construidas deliberadamente para ser ambiguas. Cubicle Quest en apariencia es bastante abierto, sin una línea específica a seguir, igual que una persona perdida que está buscando la salida. Preferí jugarlo con guía porque lo encontré sumamente confuso, sin pistas sobre qué hacer o hacia dónde ir. De no haberlo jugado así, quizás lo hubiera abandonado. Claro, un juego de estas ambiciones no podía hacer sencillo al jugador esta búsqueda no sólo por la libertad económica, sino por una vida plena. Los jefes del juego no sólo son el Rey del Trabajo o los Oficiales de la Deuda, pero también están los Dragones del Alma o La Vacuidad de la Vida. Aunque por momentos las alegorías parecen sacadas de un libro de autoayuda, Cubicle Quest en algunos diálogos se pone peligrosamente existencialista y deprimente. Sugiero al jugador que se aproxime a este juego no sólo la paciencia para explorarlo y perder fácilmente, pero también la tenacidad de una mente abierta, dispuesto a la confusión y a sentirse incómodo.

Quizás, precisamente por esto que acabo de comentar, el juego no es una experiencia cómoda para todos. No sólo su dificultad es extremadamente alta, su mundo demasiado “abierto”, pero su narrativa es incómoda y alegórica, a veces pretenciosa. También deseo comentar que el balance de Cubicle Quest, a pesar de todo, se nota obsesivamente pulido. El desarrollador sin duda trabajó hasta perfeccionar la estructura y el desarrollo de su juego. Cubicle Quest es una experiencia sorpresiva, incluso agradable, pero también frustrante y por momentos se siente interminable. Tal vez esto de imitar a la vida no es lo mejor, pero eventualmente los personajes rompen su realidad y hablan a la cuarta pared, se dan cuenta de la verdad de su mundo y el jugador toma “un papel” adentro del juego. Es un juego con ambiciones, que constantemente se empuja a sí mismo narrativamente y eso, personalmente, siempre me parece placentero de experimentar.

Me cuesta trabajo recomendar este juego porque sé que no es para todos. Cubicle Quest es un RPG que es una metáfora de la vida y reclamar nuestro derecho al tiempo perdido.

Cubicle Quest (STEAM)