Fractal: Make Blooms not War
El hexágono y las flores
Fractal: Make Blooms Not War (de ahora en adelante, para efectos prácticos, solo Fractal) es un puzzle casualón donde tienes que “mover” o “cubrir” los espacios vacíos con hexágonos de colores. Los hexágonos secuestran los espacios hasta hacer figuras más grandes y estos explotan, se distribuyen, como las células o el agua y así llenas los espacios siguientes hasta formar varios combos lo cuál parece una recompensa en sí misma.
Fractal es aparentemente sencillo en su ejecución y con una curva de aprendizaje bastante relajada, hasta que llegas por ahí del cuarto o quinto nivel y el juego empieza a exigir que prestes atención a lo que estás haciendo. Sí hay estrategia, pero requiere paciencia y planeación, y el juego está diseñado para recompensar los movimientos rápidos; es decir, es un puzzle bien hecho porque empieza a quebrar tu cabeza de un momento a otro.
El diseño de Fractal es muy sencillo, minimalista, y la música de apoyo queda bastante bien. Aunque no buscaba un puzzle para jugarlo, en este me quedé más tiempo del esperado para buscar la solución del nivel en donde me quedé atorado. Es decir, el juego tiene la potencialidad de picar al jugador y mantener su atención; quizás regrese en un futuro para jugarlo más, pero ya veré. No me pareció extremadamente frustrante, pero supongo que tiene la capacidad de romper cerebrillos arrogantes. Tiene varios modos de juego (uno de ellos, quizás el más llamativo, el survival) pero no los exploré.
Tiene un ligero tufo a juego de móviles pero no incomoda demasiado. ¿Lo recomiendo? Sí, me gustó el diseño y la jugabilidad, Fractal tiene potencial para convertirse en un juego de días y la pesadilla de los obsesivos. Recomendado especialmente para quienes gusten de las figuras geométricas, los juegos virulentos de llenar espacios en blanco y los casuales y frugales.