Paseos breves en las islas de los corazones melódicos

Proteus

Proteus es una isla generada por procedimientos (de algoritmos y azares) y ya. No hay un objetivo claro. El jugador disfruta de un paseo por la isla y sumerge su presencia en los bellos accidentes del algoritmo. Tiene una estética retro pero el juego es tridimensional y sus árboles, sus edificios y sus criaturas, parecen planos, como títeres de papel o animales de origami que asumen su posición en mundos profundos; la combinación es interesante. Es difícil llamar a Proteus un videojuego cuando se acerca más a una experiencia interactiva, pero el mundo es abierto, tiene criaturas y estructuras, y si encuentras el secreto de los fantasmas y las estaciones, puede que te animes a desarrollar tu propia historia.

Proteus es un umbral de lo que podemos llamar un videojuego.

Proteus es una experiencia no sólo visual pero mayormente auditiva. Acercarse a los animales o a ciertas zonas del juego, cambia los sonidos que percibe el jugador, sonidos que son generados al momento. Igual que un ruido de fondo, donde las olas del mar de pronto son interrumpidas por unas gaviotas, en el caso de Proteus el viento se ve interrumpido por las ranas multicolores de dulces expresiones. Quizás por lo mismo el juego puede ser complaciente para un explorador, o bien puede ser simplemente el placer de un audiófilo.

La isla divide su diseño y sus criaturas en cuatro estaciones y si encuentras el truco para viajar al futuro (no es tan difícil, la verdad), tendrás la suerte de percibir distintas emociones en el juego: otoño es melancólico y el invierno es la tristeza y la muerte inminente; verano es de un calor inclemente y la primavera es una alegría que pronto extrañas. Las bestias cambian de acuerdo a la estación así como el color de los árboles. Los climas y las nubes también se ajustan de acuerdo a tu tiempo en el juego. Puedes vivir los días ahí. 15 minutos son un ciclo completo de día y de noche. 15 minutos al día son perfectos para huir a Proteus y sumergirse en otro lado.

Proteus guarda el secreto de un fantasma y es más tierno que otra cosa. También tiene estructuras interesantes: las piedras circulares, los fuertes que sirven para teletransportarse, las cabañas, el árbol milenario; todo ello es depositado sin ceremonias dentro de la isla y uno explora por el placer de encontrase con ello. El jugador visita estos puntos, memoriza su localización y se hace una idea de que su naufragio es un segundo hogar. Los animales también tienen ciclos de vida y de actividad. Visitar los lugares construye una especie de melodía, de música, que te atrapa y te hace pertenecer en fragmentos musicales a ese mundo.

¿Recomiendo Proteus? Sí, especialmente lo recomiendo para gente que no desea hacer nada, cuyos placeres no siempre son el mismo pero son familiares; gente que no busca objetivos en sus juegos, que gustan de perder el tiempo con suavidad e imaginación y soñar despiertos.

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