Job: el placer sádico de leer el libro de Job es escuchar el lamento de un hombre poderoso. Job Is All White Men. Job es la clase política de todos los países. Cuando impreca a Dios en la discusión de sus amigos sabios y viejos, tiene el tino de compararse con los mismos reyes. Arguye constantemente que debe haber un juicio, y seguro tiene a la mano los amparos y los formatos. Tamaño berrinche gana su espacio como uno de los héroes literarios en las biblioteca de Borges. Job fue un hombre destacado, no sólo ejemplar pero supremo, y súbitamente se convierte en pordiosero gracias a Dios y sus misteriosos motivos. Ya no lo escuchan los jóvenes, ya no se detienen otros viejos a rendirle homenaje e incluso su esposa ha desaparecido misteriosamente. El lamento de Job es la odisea sin Penélope o Telémaco, sin Atenea o inframundo; solo carencia y un cuerpo inmundo. No es un encantamiento que lo disfraza, pero su cuerpo está lleno de pústulas y tumores. A pesar de sí mismo, Job es un héroe: su lamento infame invoca la presencia de Dios y con ello da esperanza a todos los hombres de que obtendrán una respuesta. Job recupera la fe pero es lo de menos.

Ted Striker: un veterano de guerra en un avión comercial trata de contar su vida desgraciada a otros pasajeros; una historia ridícula que justifica por qué ya no desea pilotar aviones. Lo único que provoca su narración, la devastación del héroe, es la muerte de sus interlocutores quienes prefieren suicidarse antes que morir de aburrimiento al escuchar el lamento lacónico de Striker: se sacan las entrañas o se autoinmolan. No es para menos. Su historia no tiene sentido, como muchas otras historias de desgracia cuando uno las verbaliza, pero es una excelente excusa para que los otros asuman el heroísmo necesario para que el avión no se caiga. Incluso Otto, el piloto automático, obtendrá placeres más humanos que el propio Striker, condenado a ser el héroe trágico de una película humorística.

El matemático del espejo: una de las habitaciones de El espejo en el espejo, si mal no recuerdo, contiene a un joven estudiante de matemáticas quien está inquieto por resolver una ecuación, pero también tiene mucho sueño. Presa de un encantamiento onírico y un cansancio sobrenatural, toma asiento en su escritorio y trata de resolver el problema. No sabemos si es exitoso en ambas empresas: la ecuación o la necesidad de dormir parecen igual de importantes. Más tarde, en otra habitación del laberinto, veremos aquella habitación pero en el futuro y los huesos de un joven dormido. Si su ecuación era cuántica, podríamos decir que la solución a todos sus problemas fue satisfactoria; un héroe pasivo detrás de las páginas, un personaje que desarrolla su historia mientras ocurren otros cuentos, otras imágenes.

Kittan Bachika: el punto álgido del hombre banana es al final de la historia, después del numeroso sacrificio de personajes secundarios. Kittan, el secundario por excelencia, se rebela contra su destino de morir en silencio, hacerse polvo como decenas de sus compañeros. Antes de subir a su nave, besa a la chica (ella le regresa el beso por compasión; recuerda en la mirada del hombre plátano el sacrificio de un héroe verdadero) y Kittan ofrece su último discurso con la intención de doblegar a los dioses y romper el cielo. Claro, el discurso no es tan bueno, pero es emotivo y sentimental, como una espada que rompe las nubes usando su estridencia en vez de su filo.

Crono: no hay héroe más baquetón que el espadachín de Chrono Trigger. Todos le dicen qué hacer y a dónde debe ir. La princesa Marle, a menudo, le recuerda a Crono su deber moral como héroe. La maldición de todos los héroes silenciosos es que dependen del compás moral del jugador. La voluntad es la energía de los dedos, lo que motiva el movimiento del joystick para avanzar a la siguiente pantalla. Go to the next screen, dicen en todo momento en Altered Carbon. Quizás Takeshi Kovacs, de algún modo, también es un héroe silencioso. Close the world, open the next. Lain también es una heroína silenciosa que sólo puede comprender su destino roto cuando se sienta frente a su padre, y este le ofrece una taza de té y una madalena (!). ¿Tienes ganas de resolver la historia, de mover los dedos, o vas a poblar a los pixeles con el pensamiento? Merle dice: Crono, hay una oportunidad de salvarte la vida, debemos clonarte, viajar en el tiempo y reemplazarte en el momento exacto antes de que Lavos, el dios del caos, te pulverice. ¿De veras? ¿Por qué nadie le ha preguntado al héroe silencioso, después de tantos viajes complicados y horas de peleas aleatorias, si no desea buenamente morirse? ¿Por qué nadie le ofrece un lugar dónde dormir? Cierra el mundo. Olvida la siguiente pantalla. Apágalo y ya.

Publicado originalmente en LJA.