El séptimo ángel

Final Fantasy VII

Todos sabemos que el mejor Final Fantasy es el primero que juegas. En mi caso fue el VI (III en EEUU) a mis 8 o 9 años, y lo jugué tantas veces que me vi irremediablemente atraído no sólo a la franquicia pero a la compañía (Squaresoft me convertiría a su religión con Chrono Trigger y The Legend of the Seven Stars). Cuando supe que habría un séptimo Final Fantasy para Playstation, abandoné mi fidelidad a Nintendo e hice planes para hacer el salto.

Así de importantes fueron estos juegos, sus posibilidades, en mi vida. La idea de vivir estos mundos fantásticos, steampunkeros y mágicos, estas historias que renacían y se replicaban en mundos divinos y caóticos, de mitologías recurrentes, eran una experiencia maravillosa y el placer sólo me parecía comparable a desentrañar los secretos de un libro nuevo.

Hoy un Final Fantasy se trata más de la melancolía que la maravilla pero eso es principalmente mi culpa: he crecido. Su narrativa y sus personajes son menos arriesgados y sus calabozos son menos peligrosos, pero aún son fantasías entrañables y algunos momentos memorables todavía resuenan entre las cientos de horas de juego (Auron cuando nos reta a nosotros y dice que él decide su historia o Vaan cuando se confiesa con nosotros y se acepta el patiño del héroe, un don nadie).

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Las armas. Uy, qué malos.

El último riesgo verdadero de un Final Fantasy, en cuanto a narrativa, lo tomaría el séptimo. Lo intentaron después en el X, pero es tan incongruente y confuso qué uno termina por ignorar cuantiosas ruinas en su historia para maravillarse con el viaje. FFVII es sencillo: salva a Aeris y salvarás al planeta. Manejas a un puñado de asesinos, huérfanos, ladrones, charlatanes y terroristas que buscan redención por sus acciones constantemente mal dirigidas para salvar y sanar las heridas que ha hecho la humanidad al planeta. Square decidió que esta historia bioterrorista y proecológica sólo podía ser contada con escenas hermosamente rendereadas (hoy risibles) ya que ningún cartucho podía contener todo el esplendor de sus ambiciones y sus apuestas (¿recuerdan la publicidad que comparaba los tres discos negros contra los 700 y tantos cartuchos de SNES?).

Pues resulta que ganaron. Dieron en el blanco. Fueron tan exitosos que hoy, casi veinte años después, hay un equipo trabajando obsesivamente para cubrir las expectativas de un mundo de cuarentones y revivir, reconstruir la magia esta experiencia para nuevas generaciones.

¿Pero qué es un Final Fantasy? Es el estándar de jRPGs en el mundo. Manejas tres personajes que exploran pueblos, calabozos y un mundo poblado de monstruos. Ganas experiencia, puntos de habilidad y dinero. Tienes nueve (dos de ellos son secretos) personajes en la rotación, cada uno medio especializado en algo (fuerza, magia, velocidad) pero eso no importa realmente, ya que el sistema de materias permite una amplia versatilidad para ajustar a los personajes a tu gusto. Lo que antes conocíamos los fanáticos como trabajos (guerrero, arquero, monje, magos) depende más bien de estas pequeñas esferas, materias, las cuales modifican las magias, habilidades y reacciones de tus personajes. Si eres ducho, eventualmente descubres que el sistema de materias está roto y el juego prácticamente muy sencillo en cuanto entiendes como abusar del mismo.

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Matar al quinquero.

La historia principal dura entre 15 y 30 horas, depende qué tan rápido decidas jugarlo y cuán aventurero y distraído eres para este tipo de juegos. Lo adicional, conseguible a través de horas de grinding descarado, son entre 60 y 100 horas se juego y contenido. Hay bastantes secretos para perder el tiempo: zonas secretas, jefes de reto (las armas: Rubí y Esmeralda), minijuegos estúpidos y mal diseñados, y crianza de chocobos (pollos gigantes, la mascota emblemática del juego).

Respecto a esta versión de Steam, la cual es una mejora al port de Windows 98, deberías considerar dos cosas si estás dispuesto a conseguir todos los retos y secretos: instalar el mod de The reunion, el cual mejora la traducción, los menús, los modelos tridimensionales y la dificultad de algunas zonas, y la segunda es usar black chocobo, editor de juegos salvados, para ahorrarse todo el grinding horrible del Golden Saucer, cuyos minijuegos están terriblemente mal diseñados para el port de PC; los frames por segundo joden la velocidad de FFVII, la alteran y la mayoría de los minijuegos son prácticamente imposibles) en comparación de la versión de Playstation.

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Ruby Weapon frente a la inmensidad.

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Cuidado con el payaso de rodeo del gran cráter.

Con todo y saltos, y trampas justicieras, de todos modos hay una cantidad considerable de tiempo de farmeo (a no ser que uses black chocobo para ahorrarte el 70% del grinding) y en eso, FFVII creo es el mejor juego de la colección: la música, el sonido y el diseño de monstruos y combate hacen un placer las búsquedas y la subida de los niveles, casi como algo relajante y si bien puede tornarse monotemático y repetitivo, raras veces se siente como una carga.

Está reseña no sólo es un paseo breve y una recomendación, pero una confesión: creo que FFVII ha envejecido bien y continúa siendo uno de los mejores jRPG de la historia. La música, los escenarios, los monstruos, las magias y las invocaciones son sumamente satisfactorias y siguen despertando esa sensación de aventura, el deseo por construir un universo más palpable, que se separa de la intuición de los pixeles para presentarnos modelos tridimensionales de lo posible: este mundo de reactores, flujo vital, magia sacra e impura, y puertas dibujadas con la intención de llevarnos a otro universo. Sus secuencias han envejecido mal, pero no es suficiente para quitarnos el placer de completar algunas áreas con la imaginación y la exploración. Es un gran juego y todavía, y creo que unas decenas de años después, enfrenta con una ingenuidad encantadora el paso del tiempo. Lo recomiendo ampliamente.

05

Días de mucho sol.

Adquiérelo en Steam: