Google Home: una bocina computarizada se conecta a internet y tienes el poder completo de Google a distancia de oreja. El micrófono siempre está encendido. Metes uno de estos a tu casa y admites que la privacidad es una ilusión; pero poseer a un espíritu que responde trivialidades no es menos que maravilloso. Pregunté el sonido de mil animales para entretener a mi sobrina y sin abrir ningún dispositivo, ni hacer búsquedas torpes con las manos, miré buena parte de la siguiente temporada de BoJack Horseman. En las mañanas le mando mis listas musicales (voy a tener suerte) para desayunar, pregunto las noticias del día y tiro un dado de cuatro caras para decidir qué playera me voy a poner. Quizás los aparatos se vuelven necesarios porque resuelven ciertas necedades solitarias. Ok Google, arregla mi cacofonía.

iA Writer: mi laberinto en Twitter ya tiene dos mil líneas de código en Tracery y actualmente estoy trabajando la quinta versión. Es el más complejo a la fecha y lo es porque mi principal objetivo es simular un lenguaje sencillo, limpio. La ambición: una novela interminable de historias interconectadas que inician y terminan. Algunos personajes del laberinto tienen su origen en un videojuego, otros están enfermos y tratan de escapar su locura y unos más sueñan que están recorriendo una arquitectura imposible para encontrarse con aquella persona que perdieron. Las intenciones de todo trabajo literario son una ficción en sí misma. Al final tiene más poder sobre la historia un mirón.

Nest Outdoor Cam: dudo que sea casualidad que la empresa venda principalmente dispositivos de seguridad y se llame “nido”. Por siete mil u ocho mil pesos, puedes comprar dos cámaras que se conectan inalámbricamente y transmiten a la nube el programa de televisión más aburrido del mundo: tu casa. Además, como si tu ilusión de seguridad fuera tan entretenido como Netflix, te cobran una mensualidad para conservar temporalmente todo ese material de video; más tarde, si tienes dudas de la cotidianidad suspendida de tu mundo sin ti, tu puedas espiar obsesivamente sus rincones comunes y armar un especial para subirlo a YouTube. Eso no es todo, puedes hablar con el espíritu en la bocina para pedirle que te muestre lo que está sucediendo en el televisor. El obsoleto concepto de mirilla, pero más vigente que nunca.

LAN Cat. 6: igual que mis venas lastimadas, así descubrí que algunos de los cables conectados a mis routers estaban rotos, doloridos, obsoletos. He comprado nuevos cables para prepararme para una nueva generación de velocidades y frecuencias. Ojalá algún día podamos reemplazar así ciertos dispositivos del cuerpo.

iPhone Xs: cada año, leemos a alguien hacer el mismo chiste: ¿te vas a gastar 30 mil pesos para leer memes mientras cagas? También podemos leer a alguien genuinamente angustiado: si tienes ese dinero, ¿por qué no mejor eres un poco más altruista? ¿Mucho bluff, no? Seguramente lo estás pagando a meses. La otra vez vi un video de Neil deGrasse Tyson siendo entrevistado para un podcast, o un programa de radio. El entrevistador lo cuestionaba severamente porque daba vueltas al teléfono sin una funda para protegerlo. “Déjame preguntarte una cosa”, dijo Neil, “¿tú sabes por qué un soldado nunca tira su arma? Porque nunca dejan de jugar, girar, hacer estas acrobacias con sus herramientas. Haz que esto se convierta en una extensión de ti y no tienes por qué gastar en una estúpida funda”. Viéndolo así, supongo, lo más humano es comprar la mejor prótesis posible.

El ingenio de la escalera: digo al espíritu que vive en la bocina: “anota tortillas en la lista de compras”. Esa lista no sólo es para mí, también la recibe mi esposa. Más tarde preguntó si estaba disfrutando nuestro pequeño capricho y me reí. “Claro que sí, por fin alguien me hace caso y puedo confiar plenamente en que la instrucción está siendo obedecida”. No he dejado de pensar en ello. ¿Bromeaba? ¿O cuántos espíritus más necesito para sentirme dueño de este mundo?

Publicado originalmente en LJA.