Allá, en todo el mundo bloggero,
Hay alguien que es más culero,
Ni Mil-Mascaras, ni Borjamari.
Ni aquella monjita, Doña Mary.
Hablo de la eterna huesuda,
Aquella Muerte fría y sesuda.
Nos mira a todos impacientes
Tronándose a gusto los dientes.
Con quién empezar, no decidía.
Hay tantos y muchos más cada día.
—¡Hartos! ¡Hartos jóvenes imberbes!
¡Y todos ante mi grandeza, inermes!
—Se eligen nombres algo difíciles
Creen que mis rimas serán dóciles
Algo me inventaré para agarrarlos
No se escaparán, habré de jalarlos.
Mal rimando, se la pasó la Muerte
Y no fue cosa de mucha suerte.
Habilidad literaria, alguno diría.
O de ocio en ocio se vive el día.
De los Big-Bloggers.
Hablando de ocio, empezó con Gabo.
Le tomó una fotografía a su rabo,
Ni los infomerciales pudieron salvarlo
De atraparlo y aún vivo quemarlo.
Así se perdieron tres veces los ratos,
De tristeza maullaron los gatos,
La Muerte, saltó contenta y sonriente.
El ocio, el primero que ya no se siente.
Se siguió con una perra neurótica,
El Valdez, o Axel para su novia.
No más cafecito en ningún diseño,
Ni siquiera en el blog, de algún fuereño.
¿Cómo lo agarró? En la regadera.
Cuando hacía caras, la Muerte certera,
Le regaló complacida, eterna mueca.
¡Ahora en el cielo, Axel se seca!
El Arturo se reía y se fumaba un puro,
Su choza chueca lo sacaría de apuro.
No habría forma que entrara derecha,
Ignoraba, de diez metros una mecha.
La Muerte miró a lo lejos y prendió fuego
Explotó la choza con todo y su ego.
Arturo volaba, aprox. unos mil metros
Lo cachó la Muerte y caminó otros trechos.
Seguía aquella pelirroja espía rusa,
Que con una o y un puntito se veía buza.
Llena de seguridad y versada en espionaje.
La Muerte, bien tendría que pagar peaje.
No fue muy difícil, bastó con unas Oreo.
—Mire Ake^tok. Haga después el aseo.
Primero una galletita y después el bloggeo.
Y se la llevó tranquilita, sin ningún tambaleo.
Un poco difícil, tal vez Perikueto
Con su estilo siempre tan escueto,
Nomás se acordaba y se tapaba la cara.
Aún así, no se salvaría de pegarle con vara.
Con unos cuantos bastonazos de caoba y plata,
Mientras Perikueto con Erika Yael, daba lata.
La Muerte lo arrastraba, aunque gritara:
—¡Yael! ¡Cómo yo, jamás nadie te amara!
Ya limpiándose la miel, en el traje un friego.
Seguía Yushe, estrenando diseño negro.
Parpadeó un par de veces, ¿cuándo podría?
Y se sonrió, muy alegre, ya lo sabía.
Se disfrazó de un admirador secreto.
Y le dio mil poemas como un decreto.
Cuando ella se decidió a conocerle,
Se la llevó tan pronto, al verle.
2.
De los viejos.
Los viejos, siempre cuestan menos trabajo.
Es de menester dedicarles, aunque sea bajo,
Una calavera, inmortal y azucarada.
La Muerte jamás queda mal parada.
Es por eso que empezó con Arcos,
Quien muy contento saltaba unos charcos.
Nomás lo empujó tantito y se resbaló enterito
Alt1040 ya nunca más, cayó a un precipicio.
Más difícil fue Stee, que se pronuncia, me imagino…
“Esti”… No hay rima fácil, claro, sin ser misógino.
Inestable, La Muerte, le persiguió en lo oscurito
Su alma se llevó, de pedacito en pedacito.
Tramontana detectó apatía en los come-blogs,
Y buscó los motivos en sus quinientos logs.
Mientras buscaba, La Muerte le sonrió.
En su computadora, Blogpocket se secó.
Agua pasa por mi casa, cate de mi corazón.
Seguro ya adivinaron, sigue la razón.
Una novia más fea, no podía conseguir.
De veras que Awacate, merecía morir.
También se incluye aquel sin criterio…
// Cuatro colores y un estéreo //
Y la Muerte se rió mucho, cuando escuchó…
Un diálogo de dos, sin necesidad de un churro.
La Muerte debió resolver un laberinto
Que un lun(á)tico también había escrito.
¿Es que no sabía que eran sus preferidos?
La Muerte lo resolvió, sin ningún quejido.
De diseño y píxeles, estaba lleno Vuarnet,
La Muerte bostezó, lo encontró en internet.
Una muerte sin detalle y minimalista
Para aquel de diseños, analista.
Hay quienes escriben cuentos de cien palabras,
Ni una más, ni una menos. Nada de sobras.
Pero La Muerte es bien trucha, y en muchas menos
Se llevó al Cebrián, sacándole los sesos.
La Muerte bebió tequila y miró a una mujer mala,
Itzpapalotl, decía su lista de los idos al Nirvana.
Fue que dijo—¡Ni qué Nirvana, ni que nada!
Le jaló los pies y le quitó las alas al hada.
El letrero bien decía: Antes muerta que sencilla,
Almu le dicen algunos, otros le dicen pilla.
En un texto breve y conciso, le mandó su beso.
Y pronto de ella, no quedó ni peseta, ni peso.
¡Tiburón! ¡Tiburón! Cantó divertida, la Muerte.
Así se le presentó, un hombre de mala suerte.
Con solo una mordidita y le partió a la mitad,
¡Tiburón! ¡Tiburón! Siguió cantando con frialdad.
La Muerte abrió los ojos bien confundida,
Creía que a Earful ya le había dado salida.
No habría problema, pronto de nuevo lo tendría.
Doña Rosario, jamás su tiza mojaría.
Queda un enigma, peor que un té de camomila.
Si. Ahí nada más dice Sonrisa de Tequila.
La Muerte parpadeó, lamentable y confundida
A esa, por no saber a quien, la dejó tranquila.
De aquellos que la Muerte leía, lee y/o leerá, diariamente.
Es bien sabido, que la Muerte cuando tiempo tiene
Lee a otros bloggeros, que a probar suerte vienen.
También lee a aquellos, que no son tan reconocidos,
O que la fama les importa lo mismo que un comino.
Lástima por ellos, que ya les ha leído. Les buscará,
Y sin ningún tipo de remordimiento, pulpa les hará.
Miren el reloj, es que pronto es dos de noviembre.
Y perdonen, pero la Muerte tiene mucha hambre.
Un muro que solía gritar muchos lamentos,
Los de Remis, un filósofo de muchos meritos.
Esta vez no habría caricatura de Rush.
Se lo bebió, más rápido que un Orange Crush.
De Patricia Farías tengo poco que decir…
La Muerte se la llevó, eso queda sin discutir.
¿Cómo y cuándo? Si no escribe no lo sabremos,
Ya es tarde, se la ha llevado. Pata… ¡te queremos!
Hay otro más que grita desde el ocultismo,
Pero es que no sabía nada de misticismo.
Así, La Muerte le llenó de dulces y revelaciones,
Solo quedan de ese hombre, sus canciones.
El pensador venezolano, quien habla de sexo.
Lo halló sentado, jalándose el nexo.
Y no pregunten que quiero decir,
Si les consuela, sonriendo murió al venir.
Si de venezolanos hablamos, está Sikanda.
La Muerte, de amor la engordó, como a un panda.
Le enseñó un alfilercito y se escuchó un grito,
No hay nadie ahora que consuele al amarillo.
A Afrael también lo agarró en su tierra,
Con una Mac y música techno bien perra.
Lo hizo bailar y mover hasta el cansancio
Rob Williams comparado, queda como un asno.
En un intento por entenderse, vivía una joven.
Una panita, full-bien. FastaGabas, le dicen.
Bueno, no le decían así, pero está cerca.
Escribiendo su diario, se llevó a la werca.
Hay otra, que se recuerda con singular alegría,
Una chilanga que se presumía desaparecida.
Entre luces de neón, la Muerte ayer se la llevó…
¡Siempre quedarán las Vegas, dulce primor!
A la Muerte no le importó que fuera divertido
El Phineas, definitivamente, era buen partido.
Cazándolo y enredándolo en cadenas,
Lo hizo letras, en un juego de bolas y paletas.
Hay otra que escribe. Es una Fanta y una libreta.
Novata, pero también una caliente perfecta.
La Muerte la agarró discutiendo de putas y fáciles.
Y así, de las orejas se la llevó, kilómetros de miles.
Gustavo tenía una casa en el ciento quince,
Con su puño, la dulce fría la hizo un esguince.
Ya no habrá tiempo se salvar más árboles Gustavo,
La Muerte se te adelantó más rápido que un gamo.
Güarever, dijo La Calaca, otro pinche fukin’ blog.
Gimzho, el responsable del crimen. So, Flog!
Lo mató con Odisea Burbujas y Chabelo.
Diez horas continuas y le cubrió el negro velo.
¡Shamballa! ¡Shamballa! Se escuchó el coro,
La Huesuda se tapó los odios en el foro.
¡No más antros y Bulbo para ti, jovencita!
¡Aquí me la llevo, nada que se awita!
Simultáneo trató de psicoanalizar a La Fría.
Y Homero se dijo—: Fría no, más bien tibia.
Una hora y La Muerte ya andaba llorando su Edipo.
Después, a Simultáneo lo mató de simultáneo hipo.
Se escriben unas Postales de la Nada.
Saifer es el encargado de aquella parranda.
También diseñador y un buen muchacho,
La Desgraciada le dio un tiro en el gabacho.
Silvix y Bycho, muy amigas, se fueron las dos juntitas.
Discutían como querían el café y sus papitas.
Pues La Fría les puso algo en el café caliente.
Y ni cuenta se dieron, que habían pelado el diente.
La Calaca tachó en su lista: Mozzy, Zow, o tal vez Keny.
Bien temprano, se presentó y le tocó el timbre.
Ella salió a recibirle con un café y unas galletitas.
La Muerte se rascó la cabeza, ¡qué bien pitas!
Pues Anabel andaba llorando la partida de su querer,
¿Se acuerdan del Valdez? Si, el que se llevó ayer.
Anabel se quería ir solita, sin rencor y sin malicia.
Pero la Muerte canija, la mató de estulticia.
Hay una literata, que se hace llamar Aethra,
Cuyo nombre, Word me lo cambió por aterra.
Vean y hagan la prueba. Mientras, pensaré como matarla.
Ya sé, dijo La Cabrona Muerte, vamos a serrucharla.
Encontró La Fría, un blog que se autodenomina estúpido.
Una bruja cósmica, hablando de rock y de cupido.
La asesinó con la sordera, sabía que no viviría sin música.
Ni Chopin, Ni Joplin. Adiós, Myrna querida.
De L Ang Hell, no se como empezar, me da miedo.
¿Si les digo que mejor no le muevo?
La Huesuda y la super-sónica se gritaron de groserías.
Y no precisamente, hasta el final de los días.
Nita, sin embargo, es una historia diferente,
Con una gorra de los pumas y un gansito vehemente.
La guapa decidió irse solita, cuando miró el vodka.
Y allá, en el inframundo, aprendió a bailar polka.
En Blog punto com punto eme equis, se armaron
De cuernos de Chivo y miles de botellas de Don.
Pero la Muerte es más chingona que los sonorenses…
Lo que sucedió, más cabrón que un corrido mexiquense.
Ainundale me costó trabajo, debo admitirlo.
Siempre habla de Pablo y de a verle, irlo.
Se apoderó de ella mientras estaba trabajando,
Y de ella, no se volvió a saber en Tabasco.
NuEz, BellaCo o BuiLatre. Dentro de un planeta,
Afuera de un planeta y eso es la neta.
Imagínense que esta vez las sillas si le partieron
Todititita la madre. Así los tres se fueron.
Sejo, sejo, sejo. Eres nuevo y también bueno,
¿Pero creías que te salvarías, por no estar de lleno?
Un leñador de doscientos apodos y un buen filo,
Es el que lo tiró, de madera sus doscientos kilos.
Aquella vive sola y engaña a los pobres visitantes,
Con una noche de acción y palabras fulminantes.
A donde no hay béisbol y solo oscuridad perpetua,
Y como le recordó a La Fría, a su madre, ese día.
Armando Samano, es un viejo hermano mío,
Más no de la Muerte, ni de su hermoso frío.
Por derechos de antigüedad, la Muerte le sonrió.
Adiós Armando, cuídate amiguito y ya no más bloggeo.
Ehecatl, es un dios antiguo que manejaba el viento.
La Muerte, es el dios de todos los dioses y de su aliento.
Era de esperarse que se lo llevara tarde o temprano,
No más diseños, ni paseos a pie, ni boletos de metro.
Acabó su curso de dibujo. Damonx, con todo y diploma,
Se lo dio Nuez, unos días antes de morir hecho pulpa.
Pues también lo corretearon unas sillas dementes,
Ni su perro pudo salvarlo, ¡Sillas inclementes!
La Perra Laika se fue al espacio, ¿quién lo entiende?
¿Y ahora en Argentina, quién nos atiende?
En su traje espacial y bien moderna, la Muerte voló
A la Luna y se la llevó, a su morada a go gó.
Se dice que hay una chica de múltiples personalidades,
Y así trató de engañar a la muerte, Neuronita y Jonés.
La Muerte admitió que se confundió un momento.
Nah. No es cierto, se la llevó con el viento.
Ariadna desenrolló un hilo, para que no perdiera Teseo.
También habló de su gran personalidad y deseo.
Pues si, la Muerte le hizo hilitos con su guadaña.
Como siempre ha pensado, más vale plan con maña.
¡Ay Borjamari! Es fácil adivinar como te llevaron…
Una turba de bloggeros un poquito encabronados.
Y ahora se venden camisetas en el Art-Futura:
“De Borjamari, si, ¡yo me llevé la quinta moldura!”
Tess creyó irse a tiempo a ver a su principeso,
Pero no, ja, no, me aseguraré de darle el Beso.
Eso dijo La Fría, y la alcanzó en pleno vuelo.
En primera clase, compartieron cacahuates y desvelo.
Un Rocker, siempre lo será, no importando la vida.
Sexo, drogas y rock and roll, esa será la avenida.
Discutieron de literatura unos cuantos siglos…
Y se acabaron el vodka y todos los cigarrillos.
Y a Ruru, como era de esperarse, la agarró dibujando.
Je,je,je… pero la Muerte antes le pidió un retrato.
Le enseñó como hacerlos en la computadora,
Y ya satisfecha se la llevó a la de almas quemadora.
Un angel reflexivo y triste de la vida,
Es más sencillo de llevarse que una hormiga.
En busca del tiempo perdido, aquel vivió.
Y también, perdiendo el tiempo ganado, murió.
Fabuleux, suena como afrancesado.
Una mujer libre, igual escribe en ese modo.
Pues una muerte lasciva y perniciosa,
Le ofreció, La Fría, sintiéndose lujosa.
De La Muerte y aquella que ama.
Es cierto, seré un cursi y La Muerte no pudo llevársela,
Alguien más tendrá que inventarlo y jugársela.
Pero les diré que La Fría, le tiene respeto
Y es ella quien inspiró tantos versos, tanto reto.
¿Qué puedo decir yo de los tres demonios?
¿Qué no esté lleno de tulipanes y geranios?
¿Qué todas las letras que escribo son para ellos?
¿Qué asesina con todas sus palabras, mis miedos?
Ah, pero La Muerte es bien ogete, ¿qué creían?
La agarró un día, mientras su cazador de sueños dormía.
(No les diré que era yo disfrazado, vestido de negro)
(Y que la besé toda la noche, en un momento eterno).