Mis sueños cambiaron… los pocos que tengo cuando duermo. Antes se me olvidaban al minuto de despertar y por mucho que quisiera retenerlos, quedaban sólo unas cuantas imágenes y después, se degradaban a sensaciones, obligándome todo el día a tratar de recordar los detalles, la situación o lo absurdo del sueño. En esta ocasión, ya van varios sueños donde los recuerdo bien, incluso hasta diez o quince minutos después, bien podría apuntarlos y hacer un diario de sueños, como acostumbra mucha gente, y tratar de arrancarles algún significado… pero no me he animado a hacerlo. No lo siento como una necesidad.

Lo curioso es que estos sueños, aquellos que recuerdo más tiempo, tienen que ver con Sol María y con mi familia. Si mi abuela estuviera con vida, podría preguntarle… ella tenía más noción de los sueños que yo.

Los de Cecilia también eran sueños así, hay varios de ella que aún puedo recordar.