Mis tíos me acaban de preguntar que hago en la computadora, cuando bien podría ver una película donde Hale Berry coge y coge, coge y coge más. Y sigue cogiendo y gime deliciosamente, se la cogen por detrás, por delante, y la boca abierta, y hasta se ve el hilito de baba. Oh, y también es la película donde demuestra que ella es una actriz, que ella también puede llorar, la película que demuestra su versatilidad para interpretar papeles dramáticos. Es imposible escapar a la película, de mi parte, porque la computadora y el proyector comparten, graciosamente, el cuarto. Entonces les decía que me preguntaban, ¿qué haces en la computadora? Y antes de poder responder–: Haciéndome wey, leyendo blogs y tal, ellos solitos se respondieron, uno dijo–: Esta escribiendo la novela que ni Shakespeare. Y el otro agregó–: Simón, la súper novela latinoamericana. Entre burla, juego y un poquito en serio me lo dijeron. No tuve el corazón para corregirles con que Shakespeare no escribió novelas y que francamente, no creo estar escribiendo la novela latinoamericana definitiva de este espacio / tiempo. Finalmente, es curioso que mi familia me apoye en esto de escribir, de estudiar literatura. No digo que nunca lo hayan hecho, ese es el punto, que siempre lo hicieron, que no les afectó o no hicieron un drama por un cambio de carrera, por estudiar teatro y hacerme güey durante un año, por decidirme a estudiar letras, por jugar al escuincle independiente al trabajar en casting.
En honor a la verdad, el único quien ha jugado con ello he sido yo. Apenas me la estoy tomando en serio, sin caer en un abismo. Pero todavía imagino diversos escenarios familiares, futurísticos / universos alternos, donde debí suplir otros papeles, donde debí estudiar otras carreras, donde debí haber hecho otras decisiones en mi vida. A veces pienso que debí cubrir otras expectativas, pero no lo hice y así, como perdido parezco, como que sé exactamente a donde estoy yendo y visualizo algunas de las ramas, de los caminos, que aún no se abren por el resultado de mis acciones presentes, mis decisiones recientes. Estoy en una encrucijada, estoy a punto de hacer cosas que definan “eso” que es “importante”, eso que cambiará los próximos cinco años de mi vida. También, lamentablemente, tengo claro lo que estoy sacrificando y lo que he sacrificado. Creo que es lo que ha definido mi supuesta madurez, que siempre estoy consciente de lo que estoy dejando atrás y que no puedo tenerlo todo. No me encuentro muy bien anímicamente, es la verdad. Lo peor es que los sacrificios no cesan, millares de vidas que no fueron se están esfumando frente a mis ojos y algunas, todavía son salvables… pero es la decisión pues, es dejarlo ir, escoger una y quedarte con esa, no solamente para hacerlo bien, sino para hacerlo lo mejor que puedes hacerlo.
Aunque estoy tranquilo y he disfrutado mi tiempo fuera, sigo midiendo las posibilidades y sigo luchando por algo de paz interna. Díganle eso a Hale Berry, jugando a caras y gestos mientra le aplican un oral. No joda, no existe la paz interna.