Mañana, haremos un análisis de “The Lady of Shallot” de Tennyson, para mi clase de Historia Literaria II. Para Historia Literaria I, debo tener leídos los siguientes poemas de W. H. Auden: “Lullaby”, “Song”, “In Memory of W.B. Yeats” y “The Fall of Rome”. Que monón. En mi facultad adoran a Auden. Y supongo que es uno de los exponentes más importantes (o tal vez el más) de la literatura inglesa contemporánea. Lo que pasa conmigo es que la poesía no me fascina. Me gusta, pero no me fascina, puedo apreciar un poema bonito, pero no tengo la delicadeza de recordarlo… mi “madurez literaria” no ha llegado al punto donde puedo sentarme a leer un poema tranquilamente. No he encontrado el poema memorable que desenmarañe mi prejuicio contra la poesía. ¿Y eso cómo se quita? Tal vez leyendo muchos poemas, infinidad de poemas, inundándose de poemas, beber-comer-cagar poesía. Es algo que debería estar practicando… después de todo, de eso se trata mi carrera.

¿Y escribir poesía? Luego. Otro día, en otra vida. Cuando haya leído mucha poesía, tal vez, pueda atreverme a escribir poemas. Escribir poesía sin saber como disfrutar la lectura de un poema es como correr sin aprender a gatear. Ambas exigen su tiempo y su dedicación. Y aquellos que lo hacen, me imagino que eventualmente aprenden. De tanto correr y madrearse… es justo que aprendan a correr.

Me di una vuelta por mis libros, encerrados en sus cajas, y encontré mi antología de Literatura Inglesa, un pinche librote de este |—-vuelo—-|, ¿se ve chiquito? Pongan su monitor en una resolución de 128×128. Para el siguiente semestre, debo comprar el primer volumen, ese que trae literatura aún más clásica (escalofrío). Si por mí fuera, me quedaría con la contemporánea, porque los contemporáneos me mal educaron. Uno puede creer que Cortázar, un buen día, desde el fondo de su alma y sus más profundos sentimientos, se sentó a escribir Rayuela. Nah. En serio. El tipo leyó mucho, e incluso dejó en su libro un testimonio de todo lo que leyó. Uno puede creer que Joyce o Faulkner se sacaron el stream of consciousness de la manga. James, mi súper cuate, un día se despertó y se dijo–: ¡Ah! ¡Claro! ¡Ulises! –Y se sentó y empezó a escribir. Simón… cuando uno estudia literatura, y trata las vidas de los escritores como un chisme, es que comprendes, por ejemplo, que Joyce tenía algo llamado “nivel de lecturas”. El “nivel de lecturas” es como un jueguito RPG, es el nivel de experiencia. Dicen que Joyce registró la lectura de cuatro centenares de libros (entre ellos El Quijote). Y de alguna manera, su lectura del Quijote habrá servido para influenciar el Ulises, así como los otros 399 libros.

Extraño mis libros, no me gusta tenerlos en cajas… pero en este departamento no hay espacio para armar una biblioteca, al menos no todavía. Yo creo que estarán bien en lo que se me ocurre algo. Tendré que sacar de uno en uno, y luego guardarlos cuando termine. Ahorita, por ejemplo, no puedo seguir sin haber terminado Palinuro (que es mi lectura entretenida). Después seguirá mi segundo libro del Quijote (mi otra lectura entretenida). Y para la escuela, están los poemas anteriormente mencionados, más tres libros que tengo que empezar ya: “Waiting for Godot” (Beckett, para dentro de una semana), “The Power And The Glory” (Graham Greene, para dentro de dos semanas) y “Great Expectations” (Dickens, dentro de un mes aproximadamente).

¿Retos de cincuenta libros? ¡Ja!