Hoy comí con mi “psicóloga de la Ibero”, la chava que me hizo pruebas y tests para presentarme como sujeto en una de sus clases. Fue muy curioso, porque la semana anterior estaba paseando por la del Valle con mi hermano, y en una de esas escuché un grito con mi nombre–: ¡AGUSTÍN!, después de voltear mi cabeza como la nena del exorcista un par de veces, encontré que ella estaba tomándose un café en “La Selva”, en la terracita. Precisamente andaba pensando en ella y en que Fernanda (Fantazy), me había recomendado que le hablara para que me diera mi evaluación. Je. Es como una invocación. Y créanme, invocar a una persona en una ciudad donde hay treinta-cuarenta millones de habitantes, sencillamente, esta cabrón. Le presenté a mi hermano, medio platicamos y después, quedamos de reunirnos este domingo para que me dijera que tan sociopsicópata soy.

Voy a invocar a Liv Tyler más seguido, antes que se haga vieja. Y me arrepiento, debí invocar a Britney Spears antes que se volviera gorda, celulítica y tan white trash.

En fin. Empezó diciéndome que tengo una capacidad de sublimación muy buena. Yo asentí, me felicité a mi mismo, sonreí aliviado y después pregunté–: ¿Qué es la sublimación? Ella me respondió que utilizaba la escritura para tranquilizar otros impulsos. Que si tengo problemas de enojo, de frustración o de furia, me dedico a convertirlos en creatividad al escribir de ello. Me explicó que también esto lo tengo bastante bien desarrollado y si, soy medio consciente de ello. Algo que me llamó la atención es que, en vez de un mecanismo de defensa positivo, puede ser negativo. Si el texto es muy fantasioso, es muy probable que esté evadiendo algún problema y sólo estoy esperando a tenerlo encima para darle una solución. (También de eso me doy una idea… pero me conozco, y procuro resolver los problemas antes de volverse una porquería, je). Si el texto es muy realista, es muy probable que es porque estoy lidiando con el problema y estoy transformando lo negativo que viene de ello en algo positivo. Escuchar su análisis, básicamente reafirmó la persona que soy. Me dio gusto.

No seré el gran artista, pero soy una pistola sublimada. Ja.

También me dijo que soy un hombre muy fiel a mis amistades y que espero la misma fidelidad. Que soy muy consciente de los límites que debo poner a las personas (gracias al cielo), dependiendo si son amistades, familiares o conocidos… vulgarmente hablando–: No me dejo, pues. También me explicó acerca de la relación que quiero llevar con mi padre y que si deseo conocerlo, debería intentarlo… sin embargo, no es tampoco una necesidad. A estas alturas, el deseo por conocerlo depende mucho de la importancia que le esté dando en mi vida. También me advirtió que si recibía una negativa o poco entusiasmo de parte de él, probablemente me haría algo de daño… que mejor tuviera cuidado con ello y que fuera prudente. El otro punto fue que me exijo demasiado a mí mismo y que eso provoca un estado (no sé que tan constante) de angustia y de ansiedad. Como diría Pokemón–: Tengo que ser siempre el mejor (tururún), mejor que nadie más (TUN TUN)…

Finalmente, cerramos mi evaluación con que soy muy coqueto. ¿Sexoso este blog? Na’, para nada. Siempre lo he dicho–: Mientras Sol María sepa que mi único lugar esta con ella y que de ella son mis sueños, mi cuerpo, mi espíritu, mis vulgaridades, mis suciedades, mis bichos y hasta mi esperma. Que mis babas en su almohada y mi corazón se guardan en su cama… puedo echar una miradita tranquilo. Y una miradita nomás.

C’est la vie o … se la vi, ji ji.