–A las diez de la noche me clavé, son las casi las dos de la mañana y todavía siento que le puedo mover más.

–Lo más curioso, es que el hecho fue un cambio de diseño. Decidí dejar los colorcitos y enfocarme a las letras, en un diseño supuestamente más sencillo. Creo que para cambiarme al diseño anterior, tardé una hora y media. En este, ya son las dos de la mañana, llevo alrededor de cuatro horas, por supuesto, con sus respectivos descansos para chacotear por el messenger. Los diseños de plaintxt me han parecido maravillosos, un descanso para el alma saturada.

–Continua el azul, de una manera más sutil y/o más reservada. El símbolo del árbol, tanto como el del color azul, continúan siendo muy importantes para mí. No los he dejado.

–El cambio involucra a enfocarse más al texto. Aunque sigue habiendo muchas porquerías a la derecha. Porquerías bonitas como el tagboard, la webcam, ligas para empezar y todo eso. Ahora el menú de navegación, y la interacción a los posts, se maneja exclusivamente en la derecha. Me siento satisfecho con todo eso.

–Habrá momentos aleatorios. Ahí dónde esta el arbolote a la derecha, arriba… habrá cuadros aleatorios con bastante fan service. Mañana o el lunes me pondré a trabajar en ellos, a ver si logro algo satisfactorio.

–No he cenado. Cuánto consiento al blog.

–El personaje principal de 16 cigarrillos, después de ser torturado con clavitos y unas pinzas, gracias a Carlos Almaguer (el personaje antagónico de 100 noches)… ahora será torturado por un fantasma. No será una tortura espiritual. No tuve la disciplina para escribir la novela diariamente, pero ahora quiero terminarla porque me he enamorado del personaje principal.

–Creo que me identifico con él como no me había identificado con otro. Debió ser la muerte del abuelo.

–Sufro. Sufro. Sufro. Tengo hambre. Hay suficiente coca cola, unos cuantos cigarrillos y todavía, me quedan siete episodios de One Piece.