Escribir, escribir, escribir. Imaginar. Escribir de nuevo. Hacerlo sin propósito, nada más por qué sí. Parece una tarea inútil. Nada que documentar, nada importante que decir. Nada. Es aventarse al vacío, cubrir las expectativas, continuar el ejercicio. El temor es que esto se convierta en rutina y escribir algo similar mañana. En todo el blog hay anotaciones de este estilo. Mientras tanto, en silencio reviso algunas tareas pendientes, escritos incompletos y bocetados. En otra parte, pienso historias que probablemente podría escribir y que deshecho porque mi editor interno esta muy acostumbrado a desecharlo todo. ¿Será la edad? ¿El tiempo? ¿Flojera? Por otra parte, hago pequeños cambios en este blog: elimino el tagboard porque provoca problemas, cambio de lugares ciertas cosas, sigo editando tags y favoritos. Quien sabe si la gente las use, pero mantiene este lugar vivo, ocupado, reinventándose. El día de hoy, Magenta me tomará más fotografías. “Siempre y cuando no sea desnudo”, bromea mi mujer. No he pensado en ello. No tendría problemas en desnudarme, sin embargo hay poco valor en mi desnudez: demasiado gordo, demasiado fofo. Me parece que no soy nada interesante desnudo. En la sesión anterior me pedía que hiciera cara de malo, pero no me sentía malvado, ni perverso… hay momentos para eso.

Por ejemplo, el día de ayer, que le miraba las nalgas a una cualquiera.