Este post es para desearles un buen año. Un buen año, para mí, significa aquel que presenta retos y nuevos caminos. He pensado mucho en el pasado estos días. He cambiado. Necesito mejorar unas cosas en mi vida. Eliminar otras. Podemos dejar de fumar, hacer ejercicio (ahora sí), escribir dos hojas diarias, mejorar las relaciones, abandonar otros vicios. Los propósitos de año nuevo nunca sobran. Están ahí para recordarnos nuestros defectos. Empezaré el año cortándome el cabello. Lo demás que venga solo. Un hombre sin propósitos es un hombre que no se descorazona en febrero.
Ayer inventé un personaje para La Torre de los Sueños. Bab, el payaso. Es una burla de Bob. O un recuerdo. El cacto, la representación física de Bob, yace muribundo. Necesita agua y sol. Últimamente se los he dado, esperando con ello resucitarlo. Tal vez estoy cuidando una planta muerta. No lo sé. Cuidar una planta muerta es como el soldado que pierde a su hermano a la guerra y lo lleva cargando a la espalda todavía. Una especie de redención. Recuerdo del pecado. Recuerdo del descuido, la amargura y la tristeza.
Me dejaron colgadas dos filmaciones. Una se supone iba a ser el día de hoy, pero la cambiaron a un sólo día entre el 7 y 10 de enero. Había otra que sería mañana. La cambiaron entre el 3 y 5 de enero. Mi jefe aceptó otro proyecto. Esta bien trabajar. No me molesta. Este proyecto no es mío, así que sólo miraré de reojo. Nenas guapas y un chavo skater. Originalidad por los poros. No. No es de Axe. Se parece a un comercial que justo acabo de ver por internet.
Mi madre me preguntó si así trabajaba. Estaba enojada porque presenció una situación de mi flaco carácter. Mi carácter es flaco cuando lidio con cosas de mi familia. Contadores, pagos de luz, etcétera. En mi trabajo soy otro. Nunca he pensado que mi familia y sus cosas son una negociación agresiva. Sobre todo mis mayores. Pregúntenle a mi jefe como me ponía cuando hablábamos de dinero.
El problema es un recibo de luz, como siempre, que esta mal y sigue mal. Irme a pelear con los de la luz… nunca me da resultado. Me ven demasiado joven. Demasiado blanco. Demasiado educado en sus modos y sofisticado a la hora de hablar. Luego de pelear, me piden el brazo para la mordida o me hunden en trámites y más trámites, en lo que buscan las pinzas para desconectarla. “Pues vete a pelear”. Claro. El año pasado peleé como unos veinte rounds y perdí.
El servicio de luz y fuerza, es el más cochino, deshonesto y desorganizado que existe. No querían que privatizaran la energía. Está bien. Entonces trabaja. Se supone que el Instituto Politécnico esta haciendo estudios para mejorar el servicio. Se supone. No hay resultados a la fecha. Sigo esperando la mejoría como millones de mexicanos en el mundo.
–Le dio su mordida de 200 pesos al señor para que le dieran su recibo de luz –dijo mi madre–. Se ve que eso era lo de su comida, porque el chavo se veía jodido. Tenía que pagar 200 pesos por su recibo, para tener energía y descansar los fines de semana viendo su televisión. Mientras que el gordo ese ni las gracias dio. Ni le cabía el billete cuando intentó metérselo. “Ah”, le dijo. Nada más eso le dijo.
Pues sí. Parte de la vida citadina: Luz y Fuerza del Centro.
No hablemos de cosas tristes. Sólo les deseo un buen año y nos vemos el próximo mes.